Carrera de despedidas

El último Gran premio de la temporada en Brasil nos ha brindado una carrera bonita, espectacular, con incidencias, luchas, duelos y momentos francamente interesantes.

Al final el guión ha sido el de siempre, los dos Red Bull dominando incluso cometiendo errores en el cambio de ruedas, mientras Alonso volvía al pódium del que estaba ausente desde Singapur.

Decía Raulonoso en su comentario sobre el GP de Estados Unidos que uno de los grandes problemas del Ferrari eran los tilkódromos, ya que en ellos las largas rectas venían precedidas de una curva cerrada y la falta de tracción les perjudicaba a la salida de este tipo de curvas. Sin duda una buena teoría, refrendada hoy en que el Gran Premio ha tenido lugar en un circuito de los de verdad, de los de antes y donde las manos de los pilotos aún tienen algo que decir.

Ya se vio en clasificación, donde en condiciones difíciles y cambiantes los tres primeros fueron Vettel, Rosberg y Alonso, tres pilotos con tres chasis y tres motores diferentes. Y después en carrera los Mercedes flojearon mientras los Ferrari fueron los únicos capaces de plantar cara a los Red Bull. Bueno, el Ferrari, porque el otro, como siempre, acabó estropeando su carrera al cometer una infracción que le costó un DT ridículo, pero los pilotos estaban advertidos de eso, así que no es excusa.

Que el pódium final fuera para Red Bull y Alonso creo que es una justa manera de acabar el año. Al fin y al cabo los unos han sido los grandes dominadores y el otro el único que ha intentado evitarlo, así que creo que es un buen reflejo de lo que ha sido esta temporada, dominada por la controversia y el cambio de neumáticos a media temporada.

También fue un día de muchas despedidas, algunas emotivas como la de Mark Webber de la Fórmula 1 y de Felipe Massa de Ferrari, algo esto último que llega con por lo menos dos años de retraso. Otras lo fueron menos, como la de Maldonado de Williams (que casualidad que Bottas haya ido mucho mejor que él en estas dos últimas carreras) y la de Checo Pérez de McLaren, francamente injusta desde cualquier punto de vista. También supongo que Lotus despedirá con una gran ovación a Heikki Kovalainen, porque para lo que ha hecho, bien podrían haberle dado una oportunidad a Davide Valsechi. Y no digo que también han despedido a Kimi Raikkonen, porque éste se despidió por su cuenta dos carreras antes de acabar…

También hubo alguna despedida anónima, como la de Paul di Resta quien quizás no vuelva a encontrar un volante. El piloto escocés siempre fue un protegido de Mercedes, pero de la Mercedes liderada por Norbert Haug. Con Lauda y Wolff las cosas son diferentes para el escocés, aunque reconozco que tras sus actuaciones en el DTM esperaba algo más de él durante estos años en la Fórmula 1.

Pero lo más importante de la carrera de ayer es que significa la despedida del actual Reglamento, un paquete de normas que desde que se instauraron en 2009 han sido motivo de polémica. Desde los dobles difusores de Brawn a los trucos legales de Red Bull (escapes soplados, efecto coanda, mapatura de los motores en clasificación, caídas y convergencias de las ruedas exagerada…) la aerodinámica ha pesado demasiado en el desarrollo de los coches, limitados por estos motorcitos de 2400 c.c. congelados, las centralitas únicas, los lastres limitados e incluso la distribución de pesos regulada. Todo ello no ha dejado sitio a nadie más que a los aerodinámicos y a lo largo de estos años no se puede objetar que Red Bull han sido los mejores en este campo. La mejor definición la dio Fernando Alonso cuando dijo que “llevamos cuatro años a un segundo de Red Bull”.

Así que como este era un gran premio de despedidas, despidamos también a este reglamento y esperemos que el próximo nos de más emociones. No es que tenga mucha esperanza sobre eso, pero hoy toca despedir, felicitar deportivamente a Sebastian Vettel y a Red Bull por sus títulos, a Fernando Alonso y a Mercedes por sus subcampeonatos y nosotros, como ellos, a empezar a pensar  ya en 2014.