Cuando en 1862 Adam Opel empezó a fabricar máquinas de coser en su ciudad natal de Rüsselsheim poco podía imaginar que su apellido iba a pasar a la historia como una de las marcas de coches más importantes de Alemania. Alternativamente a las máquinas de coser, la Opel empezó a fabricar bicicletas y más tarde, tres años después de la muerte de Adam, dos de sus hijos, Wilheim y Fritz, se adentraron en el mundo del automóvil.
Cuando hace poco tiempo se anunció la venta de uno de los Toleman que había pilotado Ayrton Senna, lamenté una y mil veces no haberme fijado más en el coche que vi y fotografié en el Nurburgring hace tres años. Aquel era uno de los TG 184, estaba anunciado como verdadero y según el rótulo que no fotografié, había sido pilotado por Senna.
Ahora que estamos en plena epopeya del Dakar, bien vale la pena echar un vistazo al pasado par recordar que esto de los “raids” viene de muy lejos, casi podríamos decir que las primeras carreras ya eran intentos de este tipo, recorrer grandes distancias con coches casi de serie y desde entonces han existido muchos desafíos de esta índole. La Maratón Londres-Sidney fue una de ellos, una carrera que celebró su segunda y última edición verdadera en 1977, casi al mismo tiempo que nacía el Dakar. En ambas ediciones ganó Andrew Cowan, la segunda con un Mercedes 280E igual al de las fotos.
El BMW M1 Procar fue un modelo de coche pensado para competir en los antiguos Grupo 4 y 5, pero también fue el vehículo con el cual Jochen Neerpasch organizó un campeonato “monomarca” absolutamente impensable hoy en día. El proyecto preveía un certamen que coincidiera con los principales Grandes Premios europeos y en el que lo mejores pilotos de Fórmula 1 tomaran parte en las carreras de la Procar junto a otros pilotos privados.
En los años ’90 el campeonato americano de monoplazas conocido como IndyCar, gozaba de excelente salud, con parrillas repletas de monoplazas de diversas marcas y equipados con variados motores. A pesar de ello y como en todas las disciplinas, siempre acababa imperando la ley del más fuerte. Y en 1994 el más fuerte fue este coche, el Penske PC23, que en manos de Al Unser Jr. Emerson Fittipaldi y Paul Tracy dominaron la temporada con 12 victorias sobre 16 carreras y por supuesto con victoria en las 500 Millas de Indianápolis.
El coche que traigo a esta sección no fue ni con mucho un coche ganador. Ni tan siquiera fue un buen coche. Fue un modelo que no sólo no funcionó, sino que además supuso el fin de una marca. A pesar de ello tiene un pequeño blasón en su historial, ya que con él debutó en 1984 en Fórmula 1 Gerhard Berger, y además consiguió su primer punto en su segundo Gran Premio. Fue lo único notable que hizo el D07, y lo único que hizo la marca aquel año.
