El Gran Premio de China no ha deparado demasiadas sorpresas, especialmente en su resultado final. Los dos Mercedes han superado a los dos Ferrari y dentro de cada marca el orden ha sido el lógico, Hamilton delante de Rosberg y Vettel delante de Raikkonen. Sin embargo ha resultado interesante el marcaje táctico entre los dos equipos, ya que el año pasado esto no ocurría. Los Mercedes iban a lo suyo y solo se preocupaban de los demás si fallaban ellos.
Hay dos equipos o dos Marcas para ser más precisos, que están en el ojo del huracán en este principio de temporada. Uno fabricante de chasis y el otro de motores, Red Bull y Honda. Los primeros cuestionan a su motorista, la francesa Renault, mientras los segundos son cuestionados por todo el mundo por el escaso rendimiento de los McLaren. Ambos están en crisis, pero de modo diferente.
El Gran Premio de Malasia ha sido una gran sorpresa porque habíamos dicho que había que esperar un par o tres de carreras para emitir un juicio de valor sobre el “status quo” actual, pero poco podíamos imaginar que Mercedes no iba a ganar el segundo Gran Premio de la temporada. Por ello tendremos que seguir esperando, porque esta carrera nos ha sorprendido a todos, desde el resultado del sábado hasta la espectacular victoria de Vettel el domingo.
Tal como vimos todos, en el Gran Premio de Australia hubo dos equipos que fueron más allá de lo grotesco y lo esperpéntico. Sauber y Manor dieron una lección de lo que no debe hacerse. Además del ridículo y de las tomaduras de pelo, también demostraron hasta que punto la crisis de la Fórmula 1 es grave y profunda.
El año pasado los más agoreros llegaron a pronosticar que en la primera carrera de la temporada podrían abandonar todos los participantes, tal era la incertidumbre sobre la fiabilidad de los nuevos motores híbridos y todos sus componentes. Sin embargo la carrera se desarrolló con normalidad, cosa que no podemos decir de la de este año, ya que ha sido hoy cuando ha pasado todo lo que se suponía que debía pasar hace doce meses.
Pues sí, ya estamos a las puertas de una nueva temporada del Mundial de Fórmula 1, su 65ª edición, que para mi será la 45ª que sigo de una manera o de otra. En todas ellas ha habido algún denominador común, como la ansiedad antes de empezar y sobre todo el pronóstico difícil, porque afortunadamente aun queda algo de deporte en este tinglado y como tal siempre hay factores imprevisibles que rompen los esquemas.
