Tras el obligado e imprevisto paréntesis de Hungría, vuelvo a la acción en Spa Francorchamps. Los médicos me dan permiso para ir y volar y aunque aun estoy algo tocado me preparo para reintegrarme cuanto antes a la normalidad. Siempre decimos que Spa es especial, mágico y todos esos tópicos, pero la verdad es que es difícil negarlo. Claro que con sus enormes desniveles y su paddock de dos pisos no las tengo todas conmigo en cuanto a esfuerzo físico.
Fue en 2007. El DTM estaba en el Circuit de Catalunya y Audi preparó un pequeño evento para periodistas. Se trataba de un concurso a los mandos de sendos Audi R8. Era una prueba de consumo, el objetivo era rodar gastando lo menos posible pero dentro de unos tiempos prefijados.
Supongo que no hace falta incidir en mi antipatía hacia los ingleses, un pueblo y un país del que estaba enamorado hasta que empecé a tratar con ellos y a viajar a la isla. El Gran Premio de este año no hizo sino aumentar mi decepción con todo lo “british”. Tampoco me ayudó el que ahora tenga que viajar los viernes, lo cual limita mucho mi capacidad de movimiento y me obliga a ir siempre sobre el filo de la navaja.
El Red Bull Ring es un circuito precioso, el más bonito por sus alrededores, pero también plagado de incomodidades por la falta de infraestructuras ¡y ahora tengo que ir dos veces al año! La primera por la Fórmula 1 y especialmente por la GP3 y la Porsche. A pesar de sus inconvenientes, siempre es un placer ir a este circuito.
Esta es una aseveración muy radical, pero tras seguir las 24 Horas de Le Mans de 2015 se me hace difícil no darle esta consideración. El bajón de las 500 Millas de Indianapolis y la lejanía de otras pruebas como Macau o Daytona me impulsan a considerarla así, la mejor carrera del mundo actualmente. No siempre ha sido así y Le Mans ha pasado diversas crisis como la que ahora asola a Indianapolis, con pocos fabricantes interesados, nivel de pilotos no muy alto y más fama por lo que fue que por lo que es.
Tras un fin de semana de descanso toca el Gran Premio del “glamour” y de toda una serie de adjetivos que para mi gusto están de más. Para mí Mónaco es un espectáculo decadente, pero si hay que ir a trabajar, se va. El miércoles tengo que hacer algunas llamadas para que Alex Toril y Alex Riberas estén en el programa de Movistar TV, al final todo se coordina y estarán junto a Sergi Canamasas.
