El Gran Premio de España ha dejado más o menos claro lo que la primera gira austral de la temporada ya había dejado ver claramente: los Mercedes están en su propia división y entre ellos la jerarquía está más o menos establecida. Y detrás de ellos varios equipos luchan por establecerse en la segunda división, la de aquellos que faltos de posibilidades de ganar intentan quedar lo más cerca posible para el día en que suene la flauta y alguno o ambos Mercedes abandonen.
¡Empieza una nueva temporada DTM! Y este primer viaje es muy especial para mi, pues no deja de ser una victoria sobre el destino poder volver a los circuitos y hacerlo en buena forma y con claros objetivos. Esports3 llega a tiempo para empezar (y yo con ellos) a retransmitir el DTM y la próxima semana espero que se pueda cerrar la cadena estatal, así que empiezo con la perspectiva de hacer el mismo trabajo que en los últimos años.
El Gran Premio de China ha visto un nuevo doblete de Mercedes, otra clara demostración de superioridad de la marca de la estrella, pero al menos esta vez tras ellos se han situado un Ferrari y dos Red Bull. Ello significa que algo empieza a cambiar. Los otros equipos Mercedes no han podido inmiscuirse en la lucha por la tercera posición, lo cual significa una cierta recuperación de los rivales naturales de Mercedes.
Ya sabéis que este no es un blog de noticias, pero la dimisión de Stefano Domenicali bien vale una entrada para que podamos explayarnos sobre tan importante tema. Lo primero: ¿era necesario? Probablemente sí, en Ferrari algo tenían que hacer. Pero hacerlo ahora es o bien demasiado tarde o muy pronto. No se puede cambiar el jefe con la temporada en marcha.
El Gran Premio de Bahrein ha resultado una carrera extraordinaria, de esas que caen de tanto en tanto y que nos ha permitido congraciarnos con una categoría que parecía haber perdido el norte. Durante toda la carrera y especialmente en las trepidantes últimas vueltas gracias al Safety Car, la lucha por el triunfo, por el pódium y hasta por todas las posiciones que daban puntos ha sido magnífica, la mejor del año, lo cual de todas formas tampoco era muy difícil.
La frase “habrá muchos cambios para que nada cambie” la escribí varias veces el año pasado temiéndome lo que iba a pasar este año. Y la verdad es que, visto lo visto en Malasia, aún me quedé corto. Porque no sólo ha habido grandes cambios que no han aportado nada interesante, sino que incluso ha pasado al revés. La dos carreras que llevamos hasta ahora han sido aburridas y Malasia ha sido un tostón soporífero.
