El dato que faltaba

Como sabéis, la Ley de Murphy es inexorable y cada dos por tres tengo que acordarme de ella. Cuando publiqué el artículo sobre Paul Newman sabía que me faltaba un dato.

Y naturalmente lo he encontrado hoy, buscando datos para otra cosa, así que me permito una pequeña entrada otra vez sobre “blue eyes”.

Y el dato que me faltaba y que sabía que tenía era como se habían repartido el número de horas entre los tres pilotos, que fue asi: Newman cuatro horas, Barbour ocho y Stomelen las otras doce. Newman quiso hacer un relevo nocturno para saber lo que era la carrera de noche e hizo un relevo entre las 4.16h y las 4.42h.

La avería en el turbo del coche rival de Ludwig y los Whittington se produjo a las once menos cuarto y durante un cuarto de hora pareció posible la victoria de Newman, hasta que el coche de sus rivales volvió a funcionar. Y para dejar claro que el K3 era su bestia negra, un mes después de Le Mans ambos equipos volvieron a encontrarse en Watkings Glen, en la siguiente carrera del Mundial de Marcas, donde ambos coches volvieron a terminar igual, primero y segundo.

Paul Newman era un verdadero aficionado a las carreras. Preguntado sobre si empezar a correr a los 47 años era demasiado tarde contestó que para él “era el momento oportuno, porque tengo dinero para disponer de buenos coches y el suficiente prestigio como para forzar a las productoras cinematográficas a dejarme libre de mayo a octubre”.

Y como colofón, las declaraciones de su amigo Michael Brokman, piloto amateur: “íbamos con nuestras motorhomes y nuestros camiones, mi familia y la suya, dando vueltas por media América. Entrenamientos, carreras y entre medio infinitas barbacoas, con nuestros hijos que jugaban juntos, nuestras esposas que estaban felices y nosotros que estábamos haciendo lo que nos gustaba. Creo que fue una de las épocas más felices de su vida y sin duda la mas feliz de la mía.”