El puzzle Ferrari

Ferrari está siendo una fuente constante de noticias, ya sea en un sentido o en otro. La última, la revolución en su organigrama, que en el fondo esconde las luchas políticas internas que ha habido este último año.

No cabe duda de que Ferrari, como todo el mundo, está supeditada a sus resultados. Y tantos años de derrotas tenían que explotar por algún sitio.

A mi modo de ver, las razones de todo lo que ha pasado estos últimos meses en Ferrari va más allá de cambios de personal. La llegada de Maurizio Arrivabene me ha parecido esclarecedora y la última decisión, la de prescindir de Pat Fry y Nikolas Tombazis aun más definitoria.

Y es que no hay que olvidar un dato importante: el principal patrocinador de Ferrari sigue siendo Philip Morris, a través de Marlboro. Cierto que sus logos no aparecen por ningún sitio, pero ambas marcas siguen ligadas por fuertes lazos de patrocinio.

Marlboro no es un simple patrocinador: asegura a Ferrari el total del presupuesto a partir de la cifra que no cubran los demás patrocinadores. O dicho de otra manera, paga el “agujero” que pueda haber año tras año. Según mis datos, el presupuesto de Ferrari ronda los 300 millones de euros anuales, de los cuales el Santander (40), la FOM (165) y algunos otros (10/15) cubren una parte importante (mis cifras son aproximadas), pero el resto, sea cual sea la cantidad, la pone la marca tabaquera.

Desde este punto de vista se entiende la llegada de Arrivabene. En realidad más que un Team Principal es un hombre que Marlboro ha puesto ahí (de acuerdo con Marchione, por supuesto) para controlar mejor su alta inversión y sobre todo controlar un equipo que evidentemente ha perdido el rumbo. No tengo dudas de que estas últimas defenestraciones han sido el final de la “obra” de Mattiacci, que lo dejó todo listo para allanar el camino a su sucesor.

El nuevo Team Principal puede liderar desde hoy la Ferrari post-Alonso, de la que ya no queda casi nadie. Ni dirigentes ni técnicos y a duras penas su patrocinador, que se verá debilitado en su papel al no estar ni Alonso ni el gran artífice de esta operación, Emilio Botín. Probablemente ahora el banco español asuma un rol mucho más sencillo, de simple patrocinador, que puede resultarles incluso más provechoso al no ir tan asociados a los resultados de Alonso como les ocurría hasta ahora.

Una cosa que me sorprende es la salida de Tombazis. Mattiacci no escondió que su equipo iba a estar liderado técnicamente por James Allison, pero como este no es un diseñador nato, sino un coordinador al estilo de Ross Brawn o del mismo Pat Fry, le pidió a Mattiacci mantener al inglés de origen griego como jefe de diseño. Sin embargo su caída (o su marcha) para dejar una Ferrari muy italiana en la que solo está Allison como “forastero” me hace pensar que las tensiones por los malos resultados año tras año han acabado pasando factura tanto al supuesto coordinador (Fry) como al responsable último del diseño (Tombazis).

A mi modo de ver el más inocente de los “caídos por la patria” fue Luca Marmorini, ya que él hizo el motor que le pidieron que hiciera. Pero es lógico que la labor de limpieza de Mattiazzi se lo llevara por delante, ya que al final no ha dejado títere con cabeza y para eso le pusieron ahí. Con lo que quizás no contaba es que con tanta limpieza acabaría cayendo él también, pero estas cosas son típicas de Ferrari, una marca que ha hecho de los conflictos internos su ley de vida.

De todas formas y como ya he dicho más de una vez, el principal problema no está en las personas, sino en la infraestructura. Túnel de viento, programas informáticos, procesos de fabricación y demás asuntos puramente mecánicos creo que son la clave de la crisis. Modernizar la fábrica tiene que ser lo prioritario para ellos, porque creo que es ahí donde Ferrari tiene su mayor reto y su mayor problema.