Final 2012: El triunfo de BMW

Podría escribir aquello de “veni, vidi, vinci,” pero Julio Cesar debe removerse en su tumba cada vez que alguien escribe esto sin pagarle derechos de copyright, así que para escribir una frase sobre el triunfo de BMW en el DTM seré más prosaico y utilizando una expresión menos culta diré que “llegaron y nos dejaron a todos con un palmo de narices”.

Nadie esperaba el triunfo de BMW a la primera, ni tan siquiera ellos, pero tal como fue la temporada, tanto la marca como Bruno Spengler son unos campeones merecidos.

Y entre sus méritos no sólo está el haberlo hecho bien, sino además haberlo conseguido ganándose las simpatías de todo el paddock, ya que salvo sus rivales más directos, a casi todo el mundo le alegró el resultado final. BMW desplegó en el DTM toda su capacidad técnica y ganó gracias a su enorme experiencia en la construcción de turismos de competición. Como me dijo un ingeniero, tenían un abanico de reglajes muy amplio para poder adaptarse a muchas circunstancias, algo típico en una marca acostumbrada a fabricar coches de competición para clientes.

Probablemente el arco de utilización era mucho mayor que en Mercedes o Audi y de ahí que conforme avanzaba la temporada los BMW seguían progresando mientras que los Mercedes se estancaron en el verano, confirmando la teoría de la que hablamos hace poco aquí con el F2012. Audi por su parte dio un paso adelante tras la pausa estival, pero después tampoco fue mucho más lejos.

Bruno Spengler es un piloto al que todos daban como ganador del DTM mucho antes y su victoria fue la culminación de algo lógico a nivel deportivo y tremendamente meritorio a nivel técnico, por ello este triunfo fue bien acogido por todos. Además el canadiense es simpático, abierto, tiene éxito entre las mujeres y ahora ya ha conseguido lo que le faltaba, el título de campeón, quitándose una espina que por tres veces se le había clavado. Además ha cerrado definitivamente el debate sobre su falta de consistencia psicológica a la hora de afrontar las situaciones de máxima presión, la victoria en Hockenheim con Paffett pisándole los talones fue la mejor demostración de ello.

A lo largo de esta temporada he tenido ocasión de entrevistar a Martin Tomczyk, a Bruno Spengler y a Dirk Werner y varias veces he intercambiado frases o comentarios con Andy Priaulx y Augusto Farfus. El ambiente en BMW ha sido siempre acogedor, simpático y agradable, de ahí que este triunfo haya recibido el aplauso de mucha gente. Pero ahora viene lo difícil para ellos, mantenerse ahí porque han puesto el listón muy alto en todos los aspectos.