Así pues a la espera de lo que pudiera suceder, Porsche decidió esperar y dejar en blanco 1975. Martini sin embargo prefirió volver a mirar a la Fórmula 1, pero sin olvidar del todo a sus queridos prototipos.
Por eso cuando Herbert Müller les presentó un programa para Sports basado en un viejo chasis de Porsche 908 equipado con el motor turbo del Silueta del año anterior y con una carrocería de 917/30 CAN-AM, Martini dio el visto bueno al proyecto.
Y no solo financió las aventuras de Müller sino que presionó a Porsche para que ayudara a hacer funcionar aquel engendro mecánico, que naturalmente no pudo hacer nada contra los Renault y Alfa Romeo mucho más modernos y con una concepción más lógica.
A la vista del poco interés que ponía la casa madre, Müller decidió gastarse parte del dinero poniendo los motores en manos de los hermanos Kremer para que se los prepararan. El coche se inscribía a nombre de un equipo privado, normalmente el del Dr. Dannesberger, pero en cierta ocasión también con el de Ben Heiderich, un curioso personaje nacido en Alemania, huido a Canadá y afincado en España donde además de importador de Porsche era un asiduo de las competiciones. Herbert empezó la temporada con Gijs Van Lennep a su lado, pero a media temporada su puesto fue ocupado asiduamente por Leo Kinnuen, otro de los históricos pilotos de Porsche.
El invento de Müller no funcionó y a pesar de correr ocho carreras del Mundial lo más que alcanzaron fue un par de pódiums. Tampoco participaron en Le Mans, con la excusa de que no era puntuable para el Mundial, pero con la convicción de que era mejor no ir y así ahorrarse un ridículo que ya habría hecho enfadar de veras a Porsche, que no veía con buenos ojos las aventuras de Müller. Porsche siempre había defendido y promocionado a los equipos privados, pero el equipo del suizo no dejaba de llevar “sus” colores y aquello no acababa de cuadrarles.
Afortunadamente para Müller las cosas fueron diferentes en la Interseries, campeonato que volvió a ganar con un Porsche 908 tradicional, equipado con un motor más pequeño de 2,7 litros atmosférico, mucho más adecuado para el chasis y que se comportó como era de esperar. Además la Intereseries había dividido a los participantes en dos categorías, una sin límite de cilindrada y otra hasta 3.000 c.c. lo que facilitaba las cosas al poder inscribirse en la “pequeña”.
Parecía que el triunfo iba a ser fácil pero no lo fue. Definitivamente los prototipos iban a desaparecer en 1976, así que ya que era su último año, los coches podían ser exprimidos al máximo y varios de los participantes del Mundial se inscribieron en todas las pruebas en que podían. Y así por ejemplo Willi Kauhsen inscribía dos Alfa Romeo oficiales, que ¡oh casualidad! corrían en las mismas carreras que los coches del Martini, pero patrocinados por Campari, la otra gran empresa italiana de aperitivos alcohólicos. Georg Loos (Gelo Racing) se presentó en varias carreras con sus Porsche 917 o con un Mirage GR7-Ford que había adquirido a John Wyer.
Así Jochen Mass (Alfa), Derek Bell (Alfa) o Tim Schenken (Porsche) lograron victorias, pero al final las dos de Müller a principios de temporada en Hockenheim y en el circuito improvisado en la base militar americana de Mainz Fhiten, un circuito que utilizaba las pistas de un aeródromo cercano la ciudad de Main y no muy lejos de Wiesbaden, fueron suficientes para ganar el título y así justificar la temporada, tanto suya como del Martini Racing en Sport Prototipos.
Fotos: Esta vez me ha costado mucho encontrar fotos. La primera es en el Nurburgring, la segunda no se si es un programa o la portada de un libro y la última es de un Alfa Romeo «Campari» en Zeltweg. Junto a él el Porsche de Jost-Casoni.
Seguro que no soy el único, pero me encantan estas historias de los sport prototipos setenteros y los pilotos menos conocidos, como Herbert Müller, 2 veces ganador de la Targa Florio y precursor de la moda hipster (jajaja). Tras una carrera exitosa en Sport prototipos, el pobre Müller halló la muerte en Nürburgring en 1981 en la que iba a ser su última carrera…
No tenía información acerca del ´Frankenstein´ con remiendos de varios Porsche que nos traes hoy aquí, pero entiendo que los de Zuffenhausen fueran reticentes al respecto, lo que no sé es como Martini sí apoyó el proyecto…
Saludos!
P.D: No sé por qué, pero siempre me ha encantado el Alfa 33 en sus últimas especificaciones y con los colores de Campari, es una de esas imágenes, con Merzario al volante, que se te quedan grbadas.
Eso de que se mató en la que tenía que ser su última carrera lo he leído de varios corredores, así que dudo mucho que fuera cierto. Encontrar su cruz en el Nurburgring es una de mis asignaturas pendientes, no hay manera de verla.
En cuanto al apoyo de Martini, supongo que no podían decirle que no tras el éxito del año anterior.
Saludos…una duda, que paso despues de 1976 con los prototipos? Porque desaparecieron? Ahora si no entendi…los autos modernos no siguen una linea de tiempo hasta esas fechas?
En un próximo capítulo hablaremos de ello, porque no desaparecieron.
El problema con las fotos, ¿es por la cobertura en su momento o por falta de material en la red?
¡La cobertura en su momento! Y por tanto en Internet tampoco hay gran cosa.
Se me había pasado esta entrada por las vacaciones de semana santa… aunque tarde, quiero apuntar algo: aquel año de 1975, el campeón del mundo fue Alfa Romeo, y al volante del equipo ganador en pilotos, la pareja formada por Arturo Merzario y….Jacques Laffite!!! con victorias en Monza, Nürburgring y Dijon, fueron el coche dominador aquel año, y eso que Jacquot se perdió alguna carrera por coincidencia con el campeonato de F2..