Mi Gran Premio de Italia

Tras un fin de semana en casa toca volver a las carreras, esta vez al Gran Premio de Italia en el circuito de Monza. Por supuesto me hace ilusión ir y repetir algunas cosas que ya hice en el pasado.

El martes estoy con Joan Villadelprat locutando carreras antiguas, esta vez USA 91 y Europa 95, celebradas en Phoenix y Nurburgring. Una buena manera de empezar otra semana “Racing”.

Jueves 4 de Septiembre

Vuelo a media mañana (que lujos) y en el aeropuerto y en el mismo avión coincido con Oriol Puigdemont de El País y con Álvaro Juncadella. También veo a Sergio Canamasas pero no va en nuestro vuelo así que me quedo con las ganas de saludarle.

Al llegar a Malpensa Oriol y yo vamos al circuito, a una hora de camino, importante controlarlo para la vuelta el domingo por la noche. Me dan un Ford Galaxy automático, aquí cabemos unos cuantos. Dejo a Oriol y aprovecho para ir a buscar las acreditaciones y una vez hecho esto lógicamente me quedo en el circuito. Nada más entrar veo a Mario Andretti salir de un coche, por supuesto no lo dudo un momento, le saludo, le presento mis respetos y le digo que no quiero molestarle. Me devuelve el saludo, me da las gracias y me estrecha la mano. ¡Uf vaya manera de empezar el fin de semana!

Tras pasar por el camión de Movistar y saludar al personal, entre los que se encuentra Dani Juncadella, que hoy ha analizado la previa con nosotros, me voy a dar un paseo: como no, las tribunas de entrada a recta y la Parabólica después. El daño no es tan grave como parecía en las fotos, pero por supuesto ha perdido todo el desafío que significaba esta curva. Intento irme al hotel con tiempo pero no puedo, me paro a hablar con Roberto Merhi, con Carlos Miquel, con Gregory Heirmann y cuando ya estoy en la salida, con Pablo de Villota. Voy algo justo de tiempo así que sólo puedo encontrar el hotel, dejar la maleta y volver al coche.

Hemos quedado para cenar el “clan latino del DTM”, , Guido Pedone, Alessandro Gargantini, Diego Arinoldi y yo (en la foto, en sentido inverso). Me llevan a un lugar remoto en lo alto de una montaña, pero la comida y el lugar son excelentes. Guido ha venido desde Lugano donde reside, ¡esto son buenos amigos! La cena es excepcional, una de estas ocasiones que sin duda recordaré en lo que me queda de vida, en cuanto le dije a Alessandro que venía a Monza lo preparó todo y no podía haberlo hecho mejor. Además pasamos un rato fantástico, muy divertido, grazie amici!

A pesar de todo no llego muy tarde al hotel y antes de la medianoche estoy ya durmiendo, aunque eso sí, un poco “sonado” porque el vinito y la grappa hacen su efecto.

Viernes 5 de Septiembre

Me cuesta madrugar, las seis es muy pronto, pero me pongo a ello y bajo a desayunar “on time”. Como esta vez tengo coche y con parking “first class” (aparco al lado de la TV Compound) no quiero hacer tarde por si alguien tiene que venir conmigo y porque, para que vamos a engañarnos, soy incapaz de llegar tarde a ningún sitio, aunque aquí en estos Grandes Premios hay dos que me ganan. Albert Palau siempre está antes que yo en el comedor del hotel para desayunar y Giovanni llega primero a la cabina. Pablo de Gregorio me acompaña, nos cuesta llegar a Monza ya que los embotellamientos son descomunales, pero no es grave.

Toca una primera sesión de libres emocionante: Dani Juncadella y el debut de Roberto Merhi, dos buenos amigos del DTM en pista. En el caso de Dani ya no es una novedad, pero en el de Teto es especialmente significativo después de las penurias que pasó en el campeonato alemán del que fue echado sin mayores contemplaciones. Y el mismo que lo echó de allí es quien lo ha traído aquí, hay que ver como pueden cambiar las cosas en unos pocos meses, no se si esto tendrá continuidad pero por lo menos ha llegado a subirse a un Fórmula 1.

Después de estar en la locución con Josep Lluís Merlos y Joan Villadelprat, aprovecho el tiempo hasta los Libres 2 para ir a andar por el circuito. Primero la librería (¡peligrosísima!), después veo la estatua de Fangio (ya he visto tres) y después a ver el ovalo. Que extraño, está como cimentado de nuevo y es de un color blanquecino. Llego hasta el borde pero sin llegar a pisarlo (tampoco lo fuerzo) y después sigo mi recorrido. Como no, Monza es único y aquí dentro sigue habiendo trileros intentando engañar a alguien.

Acabo el “paseo” en la variante Ascari y paso por el paddock de GP3 y Porsche a dar un vistazo. Apenas veo a nadie, solo un momento a Alex que viene de un “briefing”. Oriol me dice que Juan Pablo Montoya está por aquí, luego María Serrat le entrevistará y el colombiano dirá una cosa genial: viene a dar apoyo a Julian Leal ¡y ni tan siquiera ha pedido un pase para entrar en el paddock de Fórmula 1! Cuando Pasquale Lattunedu se ha enterado de que está aquí se lo ha dado, pero no porque él lo haya pedido. Grande “Guancho”.

Al volver hacia el TV Compound paso unos minutos por el paddock donde me siento “como en casa”. Primero saludo a Roberto, luego estoy hablando con Álvaro cuando pasa Axel Randolph, el responsable técnico de HWA, casi de inmediato Augusto Farfus nos saluda, Dani Juncadella saca la cabeza desde el hospitality y veo a Gregory Heirmann. Si, parece el paddock de una carrera DTM, porque una de las curiosidades que he notado este año es que el paddock de Fórmula 1 está mucho más vacío que antiguamente. Quizás porque estoy acostumbrado a los agobios del DTM, pero diría que hay menos gente que antes.

En los Libres 2 nos acompaña Dani Clos, quien se quedará con nosotros en Movistar todo el fin de semana, compartiendo los análisis de los que ocurre con Merhi. Roberto da una rueda de prensa en el hospitality de Caterham, aprovecho para abrazarme con su padre pero no voy a la rueda, Teto se va a pasar lo que queda del fin de semana con nosotros así que podré hablar con él todo lo que quiera y más. Al terminar la sesión ya me preocupo de mis categorías, que salvo un paseo esta mañana apenas he hecho nada. Como de costumbre voy a la cabina a “narrar” los libres y me lo paso bomba porque la pista va pasando de seco a mojado y otra vez seco, tanto en la Porsche como en la GP3. Además, como no me escucha nadie y es solo para entrenarme, puedo soltar alguna que otra barbaridad.

Vuelvo al hotel con Joan y Dani Clos, luego cenamos y al terminar puedo saludar ni más ni menos que a Dereck Warwick ¡desde luego llevo un buen fin de semana!

Sábado 6 de Septiembre

Salimos del hotel todos juntos y en caravana que poco a poco se va disolviendo. Al llegar al Parque ya hay una gran cola de coches que me salto a lo grande para colarme y entrar dentro entre los vítores de mis acompañantes. Es pronto, tengo tiempo para irme al paddock a merodear un poco. Tengo una larga e instructiva conversación con Mauro di Prospero, uno de los ingenieros de Koiranen. También saludo a Carmen Jordá y después de algunos paseos me voy hacia la cabina para la Clasificación. Al terminar bajo al camión y sigo los terceros libres un tanto de reojo porque aprovecho para preparar las históricas de la semana próxima. Y cuando terminan ambas cosas Juanjo trae pizzas y me invita a comer la que me apetezca ahora que aún están calentitas.

Después es hora de ir otra vez a la cabina para la Porsche, decepción para Alex, 21º. Ayer pintaba mucho mejor, a ver si luego le encuentro, porque de momento me quedo aquí para ver la clasificación de Fórmula 1. Justo al terminar vuelvo al paddock, paso por el grande procurando no entretenerme aunque acabo entrando en el hospitality de Ferrari para recoger el libro de Giorgio Piola. Allí saludo a Cristóbal Rosaleny y a Miguel Sanz y me voy al paddock de la GP3 para ver los preparativos. Paso un momento por la Porsche pero no veo a Alex.

La carrera de GP3 es menos emocionante de lo esperado pero como ya he dicho más de una vez, ir conociendo a unos y otros cada vez más le da un punto de interés superior. Al acabar vuelvo al camión a trabajar un poco a la espera de la hora de marchar. Cenamos en un restaurante cerca del hotel, un ratito de charla y a dormir pronto, estamos todos reventados.

Domingo 7 de Septiembre

Llegamos al circuito sin novedad, esta vez llevo a Joan y a Miguel Martínez Cueto, Merlos y Clos vendrán más tarde con el otro coche. Apenas llegar imprimo la parrilla de GP3 y voy al paddock. Me prometo no correr demasiado y no cansarme más de lo necesario, veremos si seré capaz. En el paddock es interesante ir viendo los preparativos de los equipos, puedo hablar con Jimmy Eriksson y felicitarle por la victoria de ayer.

También le deseo suerte a Carmen y veo a Alex, me cuenta sus cuitas de ayer. Intentaron hacer rebufos, pero les salió mal, rodaban demasiado separados para hacerlo o demasiado juntos para hacer tiempos por libre. Al deshacer el camino paso por la librería del circuito y esta vez cae un libro sobre Le Mans y otro muy pequeño, es casi un cuaderno, sobre los últimos tres días de la vida de Lorenzo Bandini, escrito por Franco Lini.

Después ya voy a la cabina, la carrera de GP3 esta vez es muy interesante y muy buena, pasan muchas cosas. Lástima que al principio he confundido a Kujala con Stoneman, no he visto que el británico adelantaba al finlandés en la salida. Estos fallos además de la pifia en sí me generan un problema, ya que toda la carrera he ido con miedo a volver a equivocarme. Regreso al camión a seguir trabajando en las históricas a la espera de la Porsche, que hago sin mayores problemas. También ha sido una buena carrera, Alex ha remontado hasta el 14º y hemos tenido bastante acción.

Al terminar estoy satisfecho, más o menos ya he terminado mi trabajo digamos directo, ahora toca el indirecto. Primero almuerzo en el mismo camión y después ya me instalo para seguir el Gran Premio. Será una buena carrera y solo hay un par de momentos en los que tengo que ir a echar un cable. Al terminar me pongo a escribir la crónica para el blog mientras espero que Merlos y Villadelprat acaben el programa y podamos salir hacia el aeropuerto. Voy tan rápido que hasta tengo tiempo de colgarla en la página.

Dani Clos, que casi se queda fuera de la foto, Joan Villadelprat, Josep Lluís Merlos, María Serrat y Miguel Martínez Cueto. Falto yo, que estoy haciendo la foto y las latas de la izquierda no son un anuncio subliminal.

Un poco temerosos de lo que pueda ocurrir salimos hacia Malpensa. Afortunadamente todo irá bien y llegaremos con tiempo para facturar y lo hacemos en compañía de Roberto Merhi, que también vuela a Barcelona. Naturalmente antes de embarcar nos hacemos algunas risas ya que le pincho preguntándole porqué va a Barcelona si en Castellón hay un aeropuerto. Cuando me replica que “yo estuve en la inauguración” le digo que si, que él fue quien lo inauguró, pero no con un avión, sino con un DTM…

Después durante el vuelo aprovecho para escribir esto y preparar el comunicado de Audi que ahora ya toca cambiar de chip. Mientras lo hago Marc y Judith, mis compañeros de fila, van siguiendo lo que hago sin atreverse a preguntarme nada. Vienen de Monza y al final Marc me saluda, son una pareja de Lleida muy simpática que han disfrutado un Gran Premio de los de verdad. Están un poco decepcionados por el abandono de Alonso, como todo el grupo que está en las filas siguientes, una buena peña de Palafolls, un pueblo cercano a Blanes. El final del viaje no tendrá mayores incidencias y llego a casa sin novedad.