Mi Gran Premio de Mónaco

Tras un fin de semana de descanso toca el Gran Premio del “glamour” y de toda una serie de adjetivos que para mi gusto están de más. Para mí Mónaco es un espectáculo decadente, pero si hay que ir a trabajar, se va.

El miércoles tengo que hacer algunas llamadas para que Alex Toril y Alex Riberas estén en el programa de Movistar TV, al final todo se coordina y estarán junto a Sergi Canamasas.

Jueves 21 de Mayo

Madrugón para coger el avión a Niza con Vueling, una compañía empeñada en aturdirnos con la música alta e incómoda dentro de la cabina. En ciertos horarios puedo aceptarlo, pero hacerlo a las siete de la mañana es una desconsideración.

Llego puntual y empiezo el calvario para recoger el coche, ya que he de cambiar de terminal, allí hay cola y luego en el parking no hay nadie para orientarme, los letreros son confusos y tengo que ir recorriendo diversas zonas apretando el mando a la espera de que algún coche se de por aludido.

Voy hasta el hotel en Eze, allí me encuentro con Javier Grima y juntos vamos hasta Mónaco, ¡por fin empieza la acción! Llego al final de la primera sesión de libres. Me voy a dar un paseo por el paddock y hablo con Adrián Campos, me explica los problemas de Palou con uno de los pulsadores del proceso de salida de su coche, que estaba desreglado. En la primera creyeron que había sido un error suyo, pero tras la segunda comprendieron que había algo que no estaba bien.

Hago la segunda sesión de libres con Merlos y Villadelprat, nos cae una tormenta descomunal y nos quedamos sin coches en pista, lo que hace difícil la retransmisión, ya que nos hemos de pasar un buen rato hablando del bien y del mal, pero más o menos salimos de la situación sin demasiados agobios.

Al terminar vuelvo al paddock pero no estoy mucho tiempo, me voy a la cabina y hago un primer simulacro de retransmisión de la GP2 para desengrasar un poco. Después ya vienen los Porsche y ahí si hago la narración a fondo para estar preparado para mañana. Al terminar vuelvo al camión y espero a que todo esté terminado para volver al hotel.

Viernes 22 de Mayo

Salimos de buena mañana Laura Llorens, Miguel Martínez Cueto y yo. Laura va registrando imágenes con dos cámaras go-pro, una en el capó del coche y otra que lleva ella. En algunos momentos me hace sufrir de tanto que saca la mano y el cuerpo por la ventanilla. Llegamos sin mayor novedad y me voy directamente a la cabina, a esperar a los Porsche.

Buena sesión, Riberas se clasifica séptimo, que es una buena posición y sobre todo no comete el error del año pasado, cuando se estrelló en la primera vuelta. Apenas rozó el raíl, pero en Mónaco ya se sabe lo que eso significa. Alex Toril lo hace bien y es 17º, una buena posición teniendo en cuenta que él no sigue esta Supercup.

Hoy es el viernes “festivo” así que en Movistar aprovechamos para hacernos una foto de familia y nos vamos todos al puerto para que el gran José Mari Rubio nos inmortalice. Son unos minutos divertidos donde se dicen muchas ocurrencias, como cuando Merlos exclama “ahora que estamos todos aquí es el momento en que nos están desvalijando el camión”.

Después veo el programa, lo que me permite saludar a Carlos Sainz primero y a Gerhard Berger después, principales invitados de hoy. Al terminar, un buen rato de ordenador y a esperar el primer coche que suba al hotel para dar por finalizada la jornada automovilística de hoy.

Vamos a cenar a Villefranche, donde nos encontramos a Manuel Muñoz, que lógicamente se une a nuestra mesa. Charla distendida y agradable, donde el tema principal es la coincidencia de la final de la Champions con el post de la Clasificación de Canadá por las diferencias horarias, tema de gran importancia porque en la mesa hay mucho “culé”…

Sábado 24 de mayo

Hoy me toca entrar en los libres 3, que por una vez resultan muy divertidos al disponer los participantes de un juego más de súper blandos. Es la teoría de Joan Villadelprat, no podemos tener una Fórmula 1 de contables, siempre ahorrando y escatimando. Tiene que ser así, que puedan rodar todo lo que quieran, que los problemas de la Fórmula 1 no ser resuelven por un juego de ruedas o un motor de más o de menos.

Tras los libres vienen lo oficiales casi sin solución de continuidad, pues el programa de Movistar casi empalma una serie con la siguiente. La posible sanción de Sainz concentra toda la atención y aprovecho para buscar la norma e imprimirla para dársela a mis compañeros, porque para mí era exclusión desde el primer momento, pero para decirlo en directo hay que estar seguro y apoyado por documentación. Al acabar la sesión todo el post es tenso a la espera de la resolución que finalmente se produce y Carlos se queda sin tiempo. ¿Justo o injusto? La norma es la que es, todo el mundo la ha cumplido durante el fin de semana y si él no… pues eso. Lo que sí es discutible es si debían haberlo aplicado antes de la Q2.

Por la noche seguimos debatiendo el tema durante la cena, otra vez en Villefranche, paseando por la orilla de la playa, respirando el aire del mar, disfrutando de una tenue brisa, relajando nuestros sentidos… y poniéndonos rojos de envidia, porque cada dos por tres pasa un Ferrari con su propietario haciéndose notar. Yo me consuelo pensando que en el fondo estos exhibicionistas son unos horteras.

Domingo 25 de mayo

Toca madrugar para formar parte de la primera expedición, ya que me toca “abrir fuego” con la Porsche Supercup. No está mal la carrera a pesar de que, obviamente, solo hay un adelantamiento y es en la salida. Pero el grupo compacto y el accidente de Carlos Rivas con el consecuente Safety car le da aliciente y como me ocurre a menudo con estas carreras, no tengo tiempo de darme cuenta y ya se están acabando. Después veo la World Series, donde hay un espectacular accidente, afortunadamente sin mayores consecuencias. Como dirá Dani Clos más tarde, “solo te das cuenta de la enorme velocidad que llevan cuando hay accidentes así”. Y tiene toda la razón.

Me voy al paddock de la Fórmula 1, donde saludo a diversas personas conocidas, como Sarah y Herman Tilke, Carmen Jordá, Manolo Canseco, Jacobo Vega, Diego Mejía… alguien me da una colleja por detrás y cuando me giro veo que ha sido Roberto Merhi. Después ya me traslado al camión de Movistar y desde allí sigo todo el previo, con la interesante entrevista entre Fernando Alonso y Carlos Sainz, una propuesta genial de Miguel Martínez Cueto y que han compartido varias televisiones, atribuyéndose todas ellas la paternidad de la idea.

Después del previo toca ver el Gran Premio, que para ser Mónaco tiene algunos puntos de emoción hasta llegar al accidente que provoca un desenlace inesperado. Ni que decir tiene que tanto la atribución de la responsabilidad del accidente como después el error de Mercedes provocan largos e intensos debates. Desde el primer momento a mi me da que Verstappen es el responsable y solo esta noche, cuando nos enteramos que le han caído cinco puestos para la próxima carrera, puedo decir que los hechos me dan la razón.

En cuanto al fallo de Mercedes, hay poco que comentar salvo que en el fondo es una suerte que todavía haya margen para el error (o el acierto) humano en esta F.1 tan tecnificada. Al terminar el programa post-gran premio nos despedimos sin perder demasiado tiempo. Aún tenemos que volver al hotel a buscar las maletas y mi coche, aunque encontramos el camino despejado y todo transcurre sin novedad.

A las nueve estamos en el aeropuerto de Niza, donde aprovecho para escribir esto a la espera de coger el vuelo que nos lleve de nuevo a casa, vuelo que se retrasa y que no saldrá hasta las once de la noche. En la cola de embarque encuentro a Alex Riberas y también Jorge Lorenzo está por aquí. El viaje es corto pero intenso, Dani Clos y yo tenemos a un pelmazo en la fila de atrás que no para de hablar y de dar la matraca a sus vecinos explicando cosas sobre sus malditos filtros de agua para piscinas, ¡lo que hay que aguantar en los aviones!