Mucho Gran Premio, poca carrera

El esperado retorno de la Fórmula 1 a México resultó una gran fiesta, un Gran Premio que sin duda merece una entrada independiente para analizar y comentar todo lo que se vio en el Hermanos Rodríguez… fuera del asfalto.

Porque si el Gran Premio dio una gran sensación, lo cierto es que la carrera no fue nada del otro mundo e incluso fue manifiestamente decepcionante.

Claro que esto tampoco es ninguna novedad y no se puede pedir que todas las carreras sean divertidas o emocionantes como no lo pueden ser todos los partidos de fútbol o de basket. Y si la carrera no fue gran cosa fue por lo de siempre, el dominio de Mercedes y la casi nula lucha entre ellos.

Esta fue la típica carrera cuyo ganador se decidió el sábado cuando Nico Rosberg consiguió la pole. A partir de ahí el alemán gestionó bien sus bazas, no se equivocó en la salida y toda su carrera fue de control. La segunda parada no prevista le puso un poco nervioso, como minutos después puso nervioso a Lewis Hamilton, pero el estratega de Mercedes merece un diez. Cambió por precaución pues tenían tiempo de sobra para hacerlo y la salida del Safety poco después demostró lo acertado de la decisión.

Un Safety provocado por Sebastian Vettel, quien llevó a Ferrari a su peor versión, con los dos coches fuera de carrera por fallos de sus pilotos, algo inusual esta temporada. Pero hay días en que las cosas salen mal y desde el toque en la primera vuelta con Ricciardo los Ferrari pasaron a ser unos segundones de la carrera. Kimi Raikkonen volvió a tocarse con su compatriota y aunque esta vez fue él quien tuvo que abandonar, al igual que en Sochi el error fue suyo. En cuanto a Vettel, desde el pinchazo que iba sobre pilotando y se salió dos veces, la segunda de manera definitiva provocando la reagrupación que fue lo único que le puso un poco de interés a la carrera.

También como es habitual, la primera lucha fue por la tercera posición, en la que los dos Williams y los dos Red Bull estuvieron inmersos de principio a fin. Daniel Kviat fue el gran perjudicado por el Safety ya que perdió el pódium, pero Valteri Bottas hizo una gran carrera y por tanto si él llegó al pódium, para él los méritos y también para Williams, que tras el desastroso Gran Premio de Estados Unidos han vuelto al lugar mínimo que se les puede exigir, demostrando una gran capacidad de reacción.

A pesar de toda la euforia y fervor a su favor, Checo Pérez acabó detrás de Nico Hulkenberg, pero ambos batieron a un Max Verstappen que durante muchas vueltas pareció capaz de conseguir un resultado mejor. Pero curiosamente los Toro Rosso esta vez funcionaron al revés de lo que en ellos es habitual y se fueron hundiendo conforme la carrera avanzaba. Carlos Sainz se quejó de todo tipo de problemas y de un tercer set de neumáticos desastroso que acabó de hundir sus escasas posibilidades de puntuar. Su coche iba tan mal ¡que hasta se vio amenazado por Jenson Button!

Decíamos hace quince días que había que dar un pequeño beneficio de la duda a Honda tras Austin y la respuesta fue tan clara como de costumbre: una mierda pinchada en un palo y probablemente la mayor vergüenza que ha visto la Fórmula 1 desde el Andrea Moda de Andrea Sassetti o aquel Life de los años noventa. Fernando Alonso no llegó a completar una vuelta de carrera y ya salió sabiendo que su coche no iba a aguantar porque estaba averiado desde la mañana. Y si lo sabían, ¿Por qué no lo arreglaron? Probablemente ya no les deben quedar ni recambios de tantas cosas como han roto.

Pero fue un gran Gran Premio, México merecía seguramente una fiesta así independientemente de lo que ocurriera en la pista. Por ello valdrá la pena hacer una nueva entrada para comentar lo que fue y lo que se merece el volver a los lugares de donde la Fórmula 1 nunca debió marchar.