Ni el Safety puede con ellos

Otra victoria para Mercedes, otra para Hamilton. Hasta aquí nada anormal, pero después de ver el Gran Premio de Singapur está claro que es muy difícil que alguien impida una victoria de Mercedes. Solo ellos mismos son capaces de hacerlo.

Las averías, intrínsecas a la propia competición y alguna que otra pirula entre los propios pilotos permite a otros (bueno, a uno) ganar carreras, pero a ellos, ni el Safety Car puede pararlos.

La carrera ya nos ha dado una primera sorpresa con los problemas de Rosberg, pero como decía antes, las averías son inherentes a las carreras aunque en estos diez últimos años, con la congelación de los motores, ya nos habíamos olvidado de ellas. Así que este abandono de Rosberg compensa alguno de los ceros de Hamilton y así de apretado queda el mundial, con apenas tres puntos de diferencia entre ellos.

Después el Safety ha echado por tierra toda la ventaja del británico y a partir de ahí hemos visto una gran carrera de Hamilton. No tenía enemigo físico, su lucha era contra el reloj y sus vueltas has sido impecables. No voy a decir excepcionales porque con ese coche se puede, pero claro, hay que estar ahí y hacerlo, cosa que él ha hecho de forma que le ha permitido volver a la pista en segunda posición y superar a Vettel casi como ha querido. Tanto él como la táctica de Mercedes han sido correctas en esta circunstancia y está claro lo que decía al principio: no los para ni el Safety Car.

Detrás la cosa ha estado interesante en la lucha por el segundo puesto. A mi modo de ver Fernando Alonso era el más claro candidato a ese lugar y en condiciones normales, de no haber salido el Safety, lo habría conseguido porque llevaba más ritmo que los Red Bull. A pesar de ello, cuando ha salido el Safety Ferrari ha hecho lo correcto, llamar a los dos pilotos a cambiar neumáticos y esperar acontecimientos ya que quedarse fuera parecía una opción demasiado arriesgada. Con un coche superior se puede especular en una situación así, pero con un Ferrari no es tan aconsejable.

Después hemos visto como el Safety estaba fuera mucho más tiempo del necesario (a ver, tanto lujo, tanta luz y tanto casino y los pobres marshall no tenía ni escobas para barrer) y ha obligado a todos a cambiar sus planes, abandonando la posibilidad de una última parada y a quedarse fuera, al menos a los de cabeza. A partir de la resalida hemos visto como Ricciardo estaba más pendiente de frenar al Ferrari que de atacar a Vettel, que en las últimas vueltas estaba perdiendo un mundo, pero esto es trabajo en equipo, esto si y por tanto considero que no hay nada que criticar ahí.

Una cosa que para mi es interesante y no tan habitual es la diferencia de prestaciones de los dos compuestos de neumáticos. En esta carrera han sido determinantes y por una vez se podía jugar a tácticas diferentes. No es que esté muy a favor de estas cosas, siempre he defendido aquello de que gane el que corra más, pero en esta carrera me ha parecido interesante. Me he acordado de Kubica en 2010, cuando hizo lo mismo que Vegne, Magnussen y Pérez, una parada extra para montar blandos. No se si al final el beneficio ha sido grande, pero al menos el espectáculo ha dado mucho de sí.

Al final Alonso ha venido a decir que el Safety a veces perjudica y a veces beneficia, algo en lo que estoy totalmente de acuerdo, aunque sigo pensando que falta mucha cultura de Safety Car, que en nuestro automovilismo seguimos muy lejos de sacarle el partido que le sacan los americanos. Aquí no nos sirve ni para conseguir que Mercedes pierda una carrera.