Doble divorcio
Gilles llegó al día siguiente a Maranello con un enfado monumental acompañado por Jody Scheckter, dispuesto a pedir explicaciones sobre lo sucedido ya que se consideraba ofendido y humillado y quería dejar las cosas claras: Él fue leal con Scheckter por el bien del equipo y el pacto en Ferrari siempre había sido que si los dos coches iban juntos quien fuera en cabeza no sería atacado y se respetarían las posiciones. Por eso Scheckter estaba con él, para certificar que así se había hecho siempre y que por tanto, además de reparaciones morales, quería que le dejaran claro eso a Pironi, de quien se sentía profundamente decepcionado y a quien no pensaba volver a dirigir la palabra en la vida.