El día 6 de septiembre de 1970 mis padres me llevaron a la playa de Sitges, población cercana a Barcelona, para aprovechar uno de los últimos días de verano en que se podía llevar a los niños a la playa.
Yo tenía 13 años y pocas ganas de ir otra vez a bañarme, pero en aquellos años todavía obedecía a mis padres y en situaciones así no me quedaba más remedio que subirme al “600” y aguantar el viaje por las costas de Garraf para llegar una vez más a la arena.
El hecho de que aquel fin de semana se celebrara el Gran Premio de Italia no influyó lo más mínimo en mi estado de ánimo, pues ya hacía meses que era acérrimo seguidor de la Fórmula 1, pero de lo que ocurría en los circuitos no me preocupaba hasta el lunes. Durante el fin de semana era prácticamente imposible enterarse de algo y menos a mi edad.
Sin embargo en una de las idas y venidas del agua a la toalla pude ver a un hombretón con el periódico abierto y en él me pareció ver la foto de un coche de carreras. Disimuladamente me acerqué y pude ver que, efectivamente, la portada del periódico estaba ocupada por la foto de un Lotus destrozado, rodeado de grandes titulares que lamentablemente no entendí porque estaban en alemán.
Pero enseguida comprendí que algo grave había pasado, por cuanto aparecía el nombre de Jochen Rindt con la foto del coche accidentado y en aquel año de 1970 ya habíamos sufrido la muerte de Bruce McLaren y Piers Courage, así que pese a que mi afición al automovilismo era reciente, ya tenía las suficientes entendederas como para temerme lo peor.
A pesar de la lógica timidez de mis 13 años me dispuse a preguntarle a aquel señor que diablos decía el periódico, pero también reflexioné que me lo iba a explicar en alemán por lo cual hubiera seguido sin enterarme demasiado. Así que opté por seguir paseando en busca de alguna otra fuente de información.
Al cabo de un rato encontré a un bañista que estaba leyendo un periódico deportivo español, así que me senté cerca y esperé pacientemente a que terminara de ojear todas las crónicas futboleras que, lógicamente, centraban la portada y contenido del periódico. Cuando por fin lo soltó, hice acopio de todo mi valor para superar mi vergüenza y preguntarle si me dejaba ojearlo, cosa que naturalmente el señor me permitió sin poner ninguna objeción.
Ni que decir tiene que cogí el periódico y lo abrí al revés, de atrás para adelante, para llegar cuanto antes a las páginas polideportivas donde, efectivamente, se narraba la muerte de Jochen Rindt el día antes en la parabólica de Monza.
Naturalmente el golpe fue muy duro para mi, ya que por tercera vez en pocos meses tenía que afrontar la dureza de la muerte de un piloto, algo para lo que, evidentemente, no estaba preparado a tan temprana edad. Y como había pasado en los dos casos anteriores antes citados (McLaren y Courage), tuve que guardarme el sentimiento para mi. Me fui a mi toalla absolutamente consternado por la noticia y sabiendo que no podía comentarla con nadie. Ni mis padres ni mis hermanas sabían quien era el tal Rindt, ni por supuesto tenían el menor interés en el significado de su muerte.
Desde entonces hasta hoy, y han pasado años, la muerte de Rindt, como la de McLaren, Siffert o Rodríguez han estado siempre presentes en mi memoria. Y no he perdido ocasión, cuando la he tenido, de intentar saber algo más de aquellos acontecimientos, una cierta obsesión en saber o conocer todo lo que pasó.
Uno de los momentos más emotivos de mi vida referidos a Jochen Rindt fue cuando visité por primera vez el circuito de Monza. Aunque fue en 1998 y por tanto el circuito había cambiado mucho, no pude por menos que notar un extraño sentimiento al acercarme a ver, por primera vez, una de las curvas más famosas del mundo, la Parabólica, en cuya entrada tuvo lugar el accidente.
Pero si algo me impresionó aquel fin de semana no fue ver la curva, sino estar en la Backersville, la gran nave desde donde se hacían las retransmisiones del Canal Satélite Digital, porque allí con nosotros trabajaba Natasha Rindt, la hija de Jochen y cuyo parecido con él era desconcertante. Cada vez que le veía y le saludaba no podía dejar de mirarle aquella nariz tan característica que ella había heredado de su padre.
Y mi sentimiento fue más impresionante todavía el domingo por la tarde, cuando después de la victoria de Ferrari nos estábamos tomando con calma el proyecto de abandonar el circuito, seguros de que iba a ser una tarea difícil y que por tanto más valía esperar a que se despejara el terreno. Pues bien, mientras estaba esperando en los aledaños de la Backersville, me entretuve mirando a lo lejos la Parabólica y mientras la estaba observando, apareció una de las furgonetas de la FOM, abrió sus puertas y en pocos minutos fueron subiendo diversos técnicos de la misma para abandonar el circuito.
Yo estaba allí viendo la Parabólica y vi a Natasha subir a la furgoneta, a apenas unas decenas de metros de donde su padre había tenido el accidente. Fue un momento increíble, especialmente porque estoy seguro que todos aquellos simbolismos eran sólo míos. Ella pareció subir a la furgoneta sin percatarse de donde estaba, como se subía y bajaba de todas las furgonetas en todos los paddocks que visitábamos cada quince días.
Pero para mi aquello fue un “flash” tremendamente emotivo que sin embargo no calmó mi sed de conocimiento de todo cuanto pudiera encontrar referido a Jochen y su accidente. No es de extrañar que una de las primeras cosas que hice al llegar al circuito de Zeltweg fuera ir a buscar el busto en memoria del piloto, pero más enfermizo fue lo que hice hace un par de años.
El circuito A1 Ring fue remodelado por tercera o cuarta vez en 2011 y cambió su nombre para convertirse en el Red Bull Ring. La inauguración tuvo lugar con ocasión de una carrera DTM, así que para allá que me fui para seguir las evoluciones de Miguel Molina.
Al ser un circuito nuevo la organización previó un día extra de test, así que tocó ir allí el jueves para seguir las primeras evoluciones de los pilotos. El viernes por la mañana no teníamos nada que hacer, así que le pedí a Mariano, el padre de Miguel, que me acompañara a hacer una pequeña locura: ir a Graz.
Aceptó de buen grado pensando que era una visita turística, pero se mosqueó un poco cuando le dije que quería buscar el cementerio de la ciudad porque quería visitar la tumba de Jochen Rindt. Nunca antes había tenido ese sentimiento, nunca había visitado la tumba de ningún piloto y aún hoy me pregunto porqué tenía ese especial interés en la de Rindt, pero todas las noticias que durante años he acumulado de su accidente acababan recordando que estaba enterrado en Graz, la ciudad donde le criaron sus abuelos cuando sus padres murieron durante un bombardeo en la II Guerra Mundial.
Gracias al GPS llegamos con cierta comodidad al cementerio, pero una vez dentro se me cayó el mundo encima porque aquello era enorme. Tenía que haberme documentado un poco más, así que mientras pensaba que había hecho una estupidez apunté el nombre en un papel y cuando vi un empleado se lo mostré. No me sorprendió que enseguida entendió lo que buscaba y me acompañó hasta el lugar adecuado para encontrarlo.
Cuando estuve frente a su tumba no sentí ninguna emoción. Simplemente estaba allí pero haber encontrado su mausoleo no fue algo que me emocionara como me emocionó ver la Parabólica o encontrar la placa en recuerdo de Pedro Rodríguez en el Norisring. Había sentido un deseo irrefrenable de buscar y encontrar aquella tumba, pero haberlo hecho no significó ningún sentimiento satisfactorio, algo que me provocó un cierto alivio, ya que no me apetecía convertirme en un “cazador de tumbas”, simplemente el recuerdo de Rindt había sido demasiado fuerte como para no buscarla estando tan cerca.
Estimado Carlos:
No imaginas cuanta nostalgia me produce esta entrada tuya por el paralelo de nuestra pasión por el mundo Tuerca. Aunque ya, por lazos familiares, estaba unido al automovilismo deportivo hacía unos años antes, el año 1970, con 14 años, entraba al mundo de la F-1, por «mis propios medios». Aunque con el «auspicio» de mi madre, podía adquirir mi propia publicación de automovilismo deportivo, Automundo, publicación argentina, muy bien documentada, en donde empecé a impregnarme de este fascinante mundo. Mi primer Grand Prix, a través del papel, fue el G.P. de Mónaco, primer triunfo de J.R. ese año y último triunfo del Lotus 49. Aunque siempre me gustó la categoría completa, como adolescente, sentí una cierta simpatía por este alemán con nariz de boxeador (Como lo sabrás, nunca renunció a su nacionalidad, pero por correr con Licencia Austriaca, representaba a ese país). Al igual que tu, en ese día de Septiembre, aun estaba impactado por los accidentes de McLaren y Courage mas la muerte de otro piloto, auque no de la F-1, igualmente conocido para mi por ser seguidor también de la SP de esos años, Hans Laine, quizas lo recuerdes. Pero en fin, ya había sido mucho para mis cortos años y con una gran pasión por el automovilismo. Del accidente y sus consecuencias, me enteré el mismo día por un Vespertino local, que mencionaba muy escuetamente, pero si con la claridad suficiente para saber de la gravedad de los hechos. Doblemente quedó la marca en mis recuerdos, pues el G.P. de Italia de ese año, fui mi primera carrera de F-1 vista a través de la T.V. aunque con una semana de atraso pues al Domingo siguiente. el único Canal de Televisión de mi Valparaíso natal, la trasmitió por fatal coincidencia.
Tu comentario, me ha hecho retroceder los «43 años que nos contemplan» y ojalá, nos traigas mas recuerdos como estos, que sirvan para que las nuevas generaciones conozcan mas de los Gladiadores de antaño que han ayudado a forjar este apasionante deporte. Con un fuerte abrazo y los mejores deseos recibe un afectuoso saludo desde el otro lado del Charco.
Gran recuerdo Fernando, y que parecidas historias… Si, me acuerdo de Hans Laine y de tantos otros, pero tampoco quiero hacer una saga mortuoria.
Conmovido me hallo, Carlos. La verdad es que Rindt me queda muy lejos debido a mi edad (quitando, por supuesto, lo que me haya podido informar «a posteriori» a base de documentos y resúmenes de temporada añejos), pero cada vez que vuelvo a leer algo sobre algún piloto caido «en acto de servicio» siento un cierto desasosiego. Probablemente sea porque gracias a tantas (y benditas) medidas preventivas que hay actualmente a veces se me olvida lo peligroso que es este deporte. Pero el riesgo sigue ahí, minimizado al máximo, pero latente.
Por cierto; ¿hay algún recuerdo a Jochen Rindt en la Parabólica? ¿O pasa como con Bellof en Eau Rouge?
Saludos a todos!
P.D. Soy Daniel, que la cuenta de Gravatar me ha jugado una mala pasada…
Pues no, no hay ningún recuerdo de Rindt en la Parabólica, ni tan siquiera en Monza, como no lo hay de Bellof en Spa o de Siffert en Brands Hatch.
Carlos, Daniel:
Pues el año pasado que fuí al GP de Italia, el día jueves conseguí dar una vuelta al circuito de Monza a pie y me he encontrado con una foto de Jochen Rindt justo en el punto donde impacto previo a la Parabólica, seguramente puesta por algun aficionado.
Jochen Rindt ha sido el unico campeon postumo (triste y afortunadamente). Mirando la enciclopedia, parece que los Lotus corrieron sin mucho aleron para ser mas rapidos, pero Rindt no se quejo con Chapman, sino que modifico la caja de velocidades…Esta es otra historia que los jovenes casi no conocemos, aunque el accidente es parecido al de Von Tripps, ambos alemanes y ambos en la misma curva… Cosas extrañas pasan a veces.
Saludos
No he querido hacer un relato del accidente. Quizás esto lo deje para otro día, ya que tengo también mucha información. Pero si te diré que Chapman y Rindt discutían muy a menudo. Y no es un accidente al de Von Tripps, ya que éste fue un toque entre varios coches, mientras el de Rindt fue un fallo mecánico.
Es preferible dejar el recuerdo asi, mas personal e intimo que entrar en muchos detalles…
Eso depende, pero desde luego esta no era la razón del post, por eso no entro en detalles.
La verdad que cuando lees estos datos, te das cuenta de dos puntos:
– La facilidad y prontitud de obtener información gracias a internet.
– Lo que ha evolucionado la seguridad en todos los deportes del motor, pero a la vez me hace reflexionar de que en paralelo hayan perdido la identidad las carreras del motor tanto los vehículos como las carreras.
Creo que ha llegado un momento que quizás se debería volver un poco hacia atrás, no en la seguridad pasiva de los vehículos, ni en el estado de las pistas, pero sí quizás con la toma de decisiones (esos Safety car en lluvía) circuitos no tan homogéneos, sobretodo sin esas enoooormes escapatorias asfaltadas que si te cuelas puedes volver a la pista y coches más excitantes (sobretodo en F1) al oido y a la vista.
Resulta chocante ver, por ejemplo, los GT3 volando en Nürburgring por la noche y luego los ves en un tilkódromo y la sensación es como ver el Padrino III después de haber visto las dos anteriores, por separado no es mala película, pero cuando la comparas con las dos primeras, parece peor de lo que es.
Al hilo de esto, Carlos, te pregunto un par de cosillas:
– Con la llegada de los nuevos motores turbo a la F1 ¿crees que algún promotor podría crear una categoría que fuera más rápida que la F1, algo así como una nueva CAN-AM?
– ¿Quién pagaba los jugosos premios económicos de la CAN-AM?
Un saludo y gracias por tus textos.
Ya sabes que a menudo me quejo de esta F1 tan homogénea y tan «perdona errores». Se podrían hacer coches más difíciles de conducir, bastaría reducir el grip aerodinámico y aumentar el mecánico. Pero me temo que con los motores turbo vamos a estar igual que ahora. Cambiar cosas para que nada cambie.
En cuanto a la CAN AM, fue un campeonato increíble, pero murió precisamente por el exceso de libertad reglamentaria. En cuanto a los premios, estaba bien promocionado y eran los organizadores de las carreras los que pagaban, tal como se hacía antes.
Hola Carlos. Por suerte tenés estos recuerdos que generan estas entradas tan novelescas. Todo comentario o historia referida a la fórmula 1 anterior a 1986 me parece particularmente interesante y emotivo. La fórmula 1 era más «romántica», en el sentido caballeresco de la palabra, y si bien pasaban cosas horribles como estas, la sensasión era siempre de personas corriendo carreras y no de ultraprofesionales fríos y distantes como ahora. Y eso necesariamente generaba una empatía que nos involucraba mucho más desde el sentimiento que desde la razón, las estadísticas y a lo sumo, el fanatismo.
Yo me la paso buscando información, videos y notas de todos los fallecidos en accidentes. Los más problemáticos son los que tuvieron su accidente en pruebas (p.ej. Rindt, Cevert, de Angelis), porque casi nunca hay imágenes (no era como ahora). Un caso raro es el de Giles del que sí hubo imágenes. Y siempre que consigo algo, me queda una sensación de vacío, de pensar «y si hubiera tomado la curva así…» o sensasiones como esa.
En fin, si le preguntaran a Rindt y los demás, seguro que me mandarían al diablo, pero en el fondo, egoístamente, yo prefiero esa fórmula 1.
En algunos aspectos te doy la razón y entiendo lo que explicas: la grandeza de la Fórmula 1 viene de aquellos años, no de esta F1 descafeinada de ahora. Pero ahora sería inadmisible que hubiera accidentes graves y a pesar de todo aún ocurren.
Hola Carlos, muy agradable entrada, me identifique de inmediato con los «Simbolismos» y esa soledad a veces que es la F1 cuando estamos en familia eh?. Saber que un icono ha fallecido y no poder compartir nuestro sentimiento porque a nuestro alrededor no saben de que se trata, y es que esos iconos empiezan a ser parte de nuestra genética, crecemos con ellos presentes quedan vigentes a lo largo de nuestra vida.
No se si antes lo escribí, pero cuando fui a Zandvoort , en compañía de mi hija, estaba solitario y sólo fue contemplar esa pista sobre las dunas y tratar de oir esos motores F1 anteriores (tratando de imaginar a Ickx y Rodríguez en su duelo).
Yo lo he hecho muchas veces, eso de ir a los circuitos sólo a recordar e imaginar. A veces es tan bonito como verles en acción. Pensar eso de que «yo estoy aquí, y aquí pasó tal cosa».
Emotiva entrada, con caracter muy intimo que te agradecemos compartas con los demas, ya que hablas de sentimientos de tu niñez que te han llevado a una pequeña locura como es la de buscar esa tumba (y no la de ningun otro piloto)
Sobre la hija, ademas que las impresiones son subjetivas, puede que hubiera estado en ese lugar anteriormente y ahora estaba alli en plan profesional, y como tal actuaba. Es dificil juzgar a la gente desde el exterior, o sin saber si ya dedicó a su padre algun homenaje intimo en aquel lugar y por tanto ya carecía del simbolismo que tu si le atribuyes. O tambien que cada uno somos de una forma, y expresamos nuestro interior de maneras hasta incluso ilogicas para otros
Por supuesto Sardi, yo cito lo que impresionó a mi verla allí y ligar las dos cosas, en ningún momento pretendo criticar lo más mínimo su actitud.
A veces también se echa en falta un pequeño homenaje, reconocimiento, por parte de los pilotos actuales, una mención a Rindt (o a von Trips, Ascari, Peterson…) en el podium de Monza por ejemplo. Curiosamente los dos pilotos indios Kartikeyan y Chandok, sobre todo este último, muestran interés por la historia de este deporte y de la figura de Rindt en particular, según tengo entendido. Digo curiosamente porque lo lógico sería que fueran los europeos los que más conocieran sobre este tema. Dario Franchitti siempre aprovecha cualquier oportunidad para recordar a Jim Clark.
Bonita entrada Carlos. Cada persona es un mundo en esto de las emociones.
Ciertamente Juan, los pilotos no acostumbran a estar muy al día de estas cosas, pero lo entiendo y lo respeto: ellos están para correr, son muy jóvenes y las batallitas de hace tantos años no son de su incumbencia.
B. días Carlos, tu artículo me ha traído muchos recuerdos, soy algo mayor que tú, y me acuerdo perfectamente del accidente de Rindt y del de tantos otros de la época,desgraciadamente no existían las medidas de seguridad de hoy día. Mi afición empezó de niño, y todavía me acuerdo del primer gran premio que vi en el Jarama en el 67-68 con Jim ClarK,Graham Hill,Beltois etc. etc. Colándonos en el padock para pedir autógrafos, cosa bastante más fácil que hoy día. Unos pocos años antes en Estoril, pude ver correr a algunos de los últimos F1 con motor delantero, fue increíble. Entonces era inimaginable pensar que un español podría estar ahí aunque fuera limpiando el box, por eso me dan pena los»antialonsistas» Un abrazo a todos los auténticos amantes de la F1.
Que recuerdos, Jarama 67 fue cuando se inauguró y en el 68 ya no estaba Clark. ¿Seguro que fue en Estoril que viste F1 con motor delantero? Debía ser una carrera urbana y probablemente no puntuable.
En el Jarama, hubo dos Grandes Premios en 1967, uno de F2 y otro de F1 no puntuable (para homologar el circuito). En ambos corrió y ganó Clark.
Tienes razón, no recordaba eso.
Hola Carlos,
Fantastico articulo, pero ya que has hablado del DTM, vas hacer las retransmissiones por Esport3? como el año passado, o por teledeporte?, no encuentro nada para seguir el DTM en abierto y este año hay tres españoles y dos de ellos catalanes creo que no hay mejor año porque las dos cadenas lo siguieran dando, sino tendremos que seguir la actualidad unicamente por tu blog
Un saludo
Hola David, Esport3 lo dará en catalán (y también por Internet) y Sportmanía en castellano.
Muchas gracias carlos, las dos las daran en directo?tu en qual vas estar?tienes los horarios de esport3 es que en la web no sale nada, muchas gracias
Un saludo
Estimado Sr. Castellá:
Decirle que he tenido la suerte de descubrir su blog hace apenas un día y que estoy completamente atrapado por su manera de escribir sobre su manera de vivir el motor. Mi cultura automovilística es básica y habiéndome subido al carro en la temporada 2003, me esfuerzo siempre que me es posible, por aprender más sobre la historia de esta forma de vida. Por este motivo, poder leer sus enlaces me ha aportado un entusiasmo especial en una época personal algo complicada. Por un lado, tengo la mala suerte de ser el único interesado en este tema de todo mi grupo de allegados y por otro, contrarrestando, tengo el apoyo de mi mujer a la que creo he conseguido que la pique un poco el gusanillo. Actualmente estoy «intentando» leer (no domino el inglés como me gustaría) «The Last Road Race» y las continuas referencias a los accidentes hacen a uno pensar las razones por la cuales aquellos pilotos, como pudo ser el propio Rindt, anteponían esa manera de sentirse vivos a todo lo demás, y la verdad es que me hace replantear si las generaciones posteriores somos mejores como se suele decir.
No me enrollo más, le doy las gracias y me uno a su larga lista de seguidores.
Un saludo
Hola Oscar, gracias por estar aquí y gracias por tus comentarios. En cuanto a como eran y como somos ahora, simplemente el mundo y la vida cambian y hemos e irnos adaptando a las nuevas circunstancias. Y en el automovilismo ha pasado igual. La seguridad se convirtió en una prioridad conforme el deporte se fue popularizando. La llegada de patrocinadores y dinero propició mayores medidas de seguridad y un interés perverso en ella: los anunciantes no gustan de ver sus carteles destrozados por una accidente.
Gracias Maestro por compartir con nosotros una entrada tan sincera y memorable!!! Ya sabes que Rindt es uno de mis predilectos entre los «pilotos de antaño» así que te lo agradezco aún más si cabe. SIn duda uno de los pilotos más rápidos que ha dado la historia de éste deporte y al que le sobraba talento para engrandecer su leyenda en vida sin necesidad de la muerte. Además de su carácter de ganador!!! Ya nunca más los ingleses le llamaron «austrialiano»… jejeje.
Así que te pondré en un compromiso… si habláramos de pilotos que te han fascinado por su velocidad y talento, y tuvieras que quedarte con uno entre Rindt, Clark y Ayrton… quién sería? Y no vale responder «R.Peterson» o «J.Icks» que te conozco! Jejeje
P.D. Raro que no hayas mencionado nada sobre Nina, el bellezón de la época con el que se casó… 🙂
Esta te la debía David, pero no he hablado de Nina porque la entrada era sobre mi, no sobre Rindt. Quizás algún día haga algo más visto que la entrada ha generado mucho más interés del que me imaginaba.
En cuanto a tu pregunta no voy a responder porque no veo porqué tengo que elegir. Cada uno fue un talento y un líder de su época, no hay porqué intentar confrontarlos.
Esa sensación me recuerda a la que una vez me describió un psicólogo como la de «tocar la historia» dado que yo le comentaba algunas historias mías y él las resumió de esa forma. Siempre recuerdo cuando estuve en el Museo Juan Manuel Fangio en Balcarce, delante de la Silberpfailen del Quíntuple… la miré en silencio durante minutos hasta que me acerqué y con un respeto infinito la toqué, para muchos sería un auto importante, pero para mí era una parte de la historia del automovilismo. Con respecto a los lugares, es tal cual como en una de tus respuestas: «yo estoy aquí, y aquí pasó tal cosa», por eso las veces que pude estar en el Autódromo de Buenos Aires, en la entrada a la recta principal detenía la mirada donde calculaba que habría sido el accidente de Giunti. Saludos!
Grandes recuerdos Andrés, el museo de Balcarce y o el Autódromo de Buenos Aires.
¡¡¡Que bonita es la palabra «campeon» en alemán, WeltMeister (literalmente maestro del mundo)!!!.
Me llama la atencion que en vez de Formel Ein WeltMeister se le considere Grand Prix WeltMeister, suena mucho mejor y mas completo, hace como honor a ser campeon de algo mas que la formula 1, como si le incluyese en la lista con los campeones-heroes de la golden era.
MeisterCastellá.
PD
¿de verdad no tuviste ganas de ir a hablar con la hija de Rindt en la parabólica?
En absoluto. Era una más de nosotros pero ella estaba en grafísmo, es decir eran una unidad independiente de lo que era prensa. Es decir, nos saludábamos y comentábamos alguna cosa, pero no tenía ninguna confianza con ella. Y si tuviera que hablar de alguien de esa curva preferiría hacerlo con alguno de sus mecánicos.
Hola Carlos, Como se dice… LA PERSONA MUERE, CUANDO YA NADIE LA RECUERDA…
Gracias y Salu2 desde México
Gran frase don Alberto.
Hace muy poco me acerqué a la figura de Rindt a través de un libro sobre Bernie Ecclestone, pues al parecer fue de sus primeros amigos en el mundillo y fue su muerte la que hizo que Bernie se centrara menos en las carreras, y buscara formas de negocio alternativas en la F1 hasta lo que conocemos hoy.
Por cierto Carlos, gran programa sobre Senna el otro día en teledeporte, no te había visto nunca en acción en directo, fue muy agradable, y como se emociona Olga Viza hablando de F1!… Estuvo genial, enhorabuena.
Gracias Cesar, fue un programa que nos salió muy bien a juzgar por los comentarios.
En cuanto a Ecclestone, si, era su manager. Hay una foto borrosa en la que se le ve alejándose del lugar del accidente con el casco de Rindt en la mano.
Supongo que una de las cosas que mas nos acercan a tu blog Carlos, no es solamente el hecho de la información en sí, sino de la cercanía con la que la compartes.
Decir que me ha encantado la entrada, vista desde el emotivo punto de vista propio. Como he leido mas arriba, del accidente se puede hablar mucho, pero en este caso ha sido una historia en primerísima persona. Y como ese ‘amor platónico’ que todos hemos tenido de niños, que cuando pasa el tiempo lo ves desde otra perspectiva, el hecho final que comentas de la tumba de Rindt.
Y me sumo a las felicitaciones por el conexión motor sobre Senna. Y ver a Olga Viza ahí, también me gustó (aunque me dio la sensación de que consciente de donde se encontraba, cuando decía algo te miraba como buscando tu aprobación, pero supongo que fue sólo una sensación).
Gracias Teucro, esta es una de estas historias verdaderamente personales. De Rindt y de su accidente tengo mucha información, quizás algún día haga una entrada pero entonces no será mía sino suya.
En cuanto a Olga, es algo parecido, estaba allí porque ella entrevistó a Senna aquel día, lo que valía eran sus recuerdos de la entrevista.
Gran historia Carlos, gracias por compartirla, me ha gustado mucho. Por suerte (o por desgracia) yo no he vivido ninguna situación similar (en la F1, en motos por ejemplo si) ya que cuando se fue Senna yo era demasiado pequeño y por tanto ni siquiera había nacido cuando muchos otros se fueron. Lo cual no quiere decir que no los conozca, tanto a Rindt (único campeón postumo) como al resto de ellos. De hecho el piloto por el que siento devoción por encima de cualquier otro es un tal Gilles, que si bien nunca lo vi correr en directo, la tecnología actual me a permitido «vivirlo». Dicho sea de paso, gracias a los relatos Villeneuve-Pironi encontré tu blog (y aquí sigo por supuesto).
En fin, que me enrollo… Esta mañana te he visto en TDP (conexión motor) hablando sobre Senna por cierto… Vamos juraría que eras tu.
Pues si, era yo en TDP hablando de Senna.
Gilles es un mito y es el ídolo de mucha gente. Era un tipo de piloto que prácticamente ya no existe, el tipo de vehículos modernos lo haría inviable.
Hola,Carlos, no voy a decir nada que ya te hayan dicho.
Unicamente agradecerte que nos cuentes tus vivencias aqui.
Las cuales NO TIENEN PRECIO.
Muchas gracias.
Unicamente voy a decir que me sorprende tu relacion con la hija.
Pero claro , cada uno es como es y la educacion y el respeto, te impide «abrasarla» a preguntas.
Saludos y te leeremos en F1racing.
Gracias, pero como digo más arriba, ella estaba en grafismo, eran un grupo muy diferente del nuestro, apenas si nos saludábamos. Y por supuesto tal como dices ni por educación ni por respeto me hubiera atrevido a preguntarle nada.
Fantástica entrada una vez más Carlos. De verdad que es un verdadero placer leerte, gracias por compartir, no sólo tus conocimientos, sino también tus vivencias. Esperamos (creo que hablo en nombre de todos) esa entrada sobre la muerte de Rindt, porque por lo visto tiene mucha miga, especialmente las situaciones que la precedieron.
PD: Me sumo a las felicitaciones por el programa de TDP. Respecto a tu teoría sobre la muerte de Senna, me da que el brasileño no era la clase de piloto que se toma las cosas con tranquilidad y mirando a largo plazo, quizá de ahí su magia.
Gracias por los elogios Vicario, y perdona que no contestara antes, no vi tu comentario. Del tema de Senna hablaremos algún día a fondo…