Cuando hace un par de días mi amigo Josep Lluis Merlos me llamó para consultarme sobre el tema, pude constatar que no recordaba muy bien cuales fueron las causas que provocaron aquel Gran Premio de España ilegal de 1980 en el circuito del Jarama. Lo cual tampoco es de extrañar, teniendo en cuenta que han pasado treinta años, así que decidí refrescar mi memoria y de paso narrarlo aquí. Cabe citar que aquel fue mi primer Gran Premio profesional, así que ¡menuda manera de empezar!
El acceso de Jean Marie Balestre a la presidencia de la FIA (entonces FISA) fue un desesperado intento de la Federación Internacional para poner freno a Bernie Ecclestone, cuya organización de equipos, llamada FOCA, era cada día más poderosa. La FIA comprendió que iba a perder definitivamente el control económico y deportivo de la Fórmula 1 (casi todo en manos de Ecclestone y su mano derecha, Max Mosley) y no podía consentir el desmesurado poder del grupo de constructores británicos, que aspiraban al control total de su actividad, sin injerencias federativas.
Por ello la llegada de Balestre fue el inicio de una cruenta lucha política por detentar el poder dentro del automovilismo, especialmente en la Fórmula 1. Desde el primer momento la tensión fue en aumento entre dos grupos claramente diferenciados: los de Ecclestone representados por la FOCA, y los llamados “legalistas”, grandes constructores que lógicamente respaldaban el poder legítimo de la FIA (Ferrari-Fiat, Renault y Alfa Romeo).
La lucha definitiva entre ellos explotó en el circuito del Jarama, con ocasión del Gran Premio de España de 1980. Unos meses antes, la FISA había introducido la obligatoriedad de que los pilotos asistieran al “briefing” el domingo por la mañana, y esa fue la causa que utilizó Ecclestone para probar su fuerza: obligó a los pilotos de la FOCA a no asistir a la reunión en Bélgica y Mónaco, lo que les conllevó una multa. Ni los pilotos ni los equipos pagaron dichas multas, y la víspera del Gran Premio de España, cumplidos los plazos reglamentarios, la FISA suspendió la licencia de todos los pilotos y equipos morosos.
El jueves anterior al Gran Premio, con todos los participantes ya en el Jarama, nadie podía imaginar que una cosa tan nimia como unas multas (al estilo FIA, eso sí: 2.000 dólares por cabeza) iban a ser la espoleta de una durísima batalla legal, que tuvo en el Jarama y en el RACE a sus primeras víctimas. El viernes por la mañana, hora de los primeros libres, sólo los oficialistas salieron a la pista, mientras los FOCA se quedaban en sus boxes, ya que no tenían permiso para rodar, pues no habían superado las verificaciones administrativas.
Ante tal panorama, el RACE se asustó ante el peligro de una carrera con sólo esos seis coches y alguno más, como Emilio de Villota, que al ser un privado no era miembro de la FOCA y cuyo patrocinador era además el del Gran Premio, así que iba a tomar parte en la carrera si o si. Pero ello era un riesgo enorme para un organizador, que dependía mayormente de la venta de entradas, y cuya perspectiva de una carrera sin la mayoría de participantes era la antesala de un fracaso rotundo.
A la vista de ello, el RACE, “aconsejado” por Ecclestone, decidió organizar la carrera al margen de la FIA. Suspendió su vinculación a la FEA, que se había mantenido siempre al lado de la FIA como debe ser, nombró un nuevo equipo de comisarios y director de carrera (que fue Carmelo Ezpeleta) y reinició todo el proceso de la carrera, a la que ellos seguían llamando Gran Premio, cuando en realidad, al no ser ya una prueba FIA, no podía denominarse de esa manera.
Naturalmente ante la opción tomada por la organización de separarse del poder legal, y la constitución de una carrera “pirata”, los tres equipos antes mencionados optaron por no participar, con lo cual el resto de la reunión tuvo lugar con los 22 coches de la FOCA, o lo que es lo mismo, una especie de “Copa Cosworth” ya que todos ellos usaban el mismo motor. Esa era otra de las razones del enfrenamiento que venía de lejos: los FOCA iban con motores accesibles y no muy caros, mientras los FIA iban con motores turboalimentados, mucho más potentes y costosos, lo que ponía en peligro la existencia de muchos equipos a medio plazo. De todas formas en aquel fin de semana la actividad deportiva pasó a un segundo plano, oscurecida por la política.
Los delegados de la FIA se fueron, los equipos oficialistas también, y la carrera quedó salvada a ojos de público, televisión y patrocinadores, pero obviamente no fue puntuable para el campeonato y dejó muy “tocados” al RACE, al Jarama y al GP de España. La guerra FISA-FOCA se apaciguó antes del siguiente Gran Premio, que era en Francia (ya se preocupó Balestre de que fuera así, como se preocupó de no suspender las licencias en Mónaco para que el escándalo no se produjera en terreno de su jurisdicción; era también presidente de la Federación Francesa). Todos los pilotos pagaron las multas y la Federación reforzó su poder. Pero Ecclestone no había tirado la toalla, el enfrentamiento tenía todavía muchos capítulos por escribir.
Bueno bueno. Que vueltas da la vida.
Ecclestone como cabeza visible y activa de un grupo llamado FOCA (vamos, lo que hoy sería la FOTA, de quienes hoy está en el lado contrario), quejándose del estropicio de usar los «discretos» motores Cosworth y el efecto que tendría en los equipos pequeños.
Salvando las distancias me resulta bastante gracioso ver donde estuvimos y donde estamos.
Tambien me ha resultado curioso leer que Carmelo Ezpeleta fué el director de carrera. Apenas sabía nada de él fuera del papel que ocupa como director de Dorna, la cual, desde la distancia, parece llevar con bastante corrección. No se que se verá desde cerca, pero a lo lejos se ve tranquilidad y que no se montan los pollos de la F1.
Gracias por acercarnos a unos y recordar a otros estos momentos Carlos.
Un saludo.
A mi también me ha resultado curioso ver a Carmelo Expeleta como director de carrera de F1: por asociación de ideas pensé que procedía del mundo del motociclismo.
También es curioso que sea Ecclestone l que monta el cisma… la de vueltas que da la vida.
Curiosidades de la vida, haciendo zapping he visto en la tele a Angel Nieto y Carmelo Ezpeleta, presentado como ex-director del Jarama. Entendido.
Carmelo Ezpeleta era director del Jarama, donde también se hacían GP de motociclismo. Y anteriormente había sido director del circuito de Calafat, sino recuerdo mal su primer cargo notorio dentro del motor.