Abt-Audi TT-R, el DTM más bonito

El Audi TT me ha parecido siempre un coche espléndido y rompedor desde que salió en el ya lejano 1998. Siempre que veía uno por la calle me acercaba cuanto podía a observarlo y en una de estas ocasiones mi sorpresa fue mayúscula cuando me encontré a Marc Gené al volante de uno de ellos.

Después empecé a admirarlo como vehículo de competición. Desde su debut en 2000 lo consideré uno de esos turismos que parecen nacidos para las carreras, como pudieran ser el Alpine Renault A110 o el Lancia Stratos.

La versión de competición se llamó de esta manera, Abt-Audi TT-R porque no era un coche oficial. Cuando se reinició el DTM en el año 2000, tras una pausa de cuatro años, Audi decidió mirar hacia Le Mans, así que a pesar de haber ganado el campeonato alemán de turismos (que no es lo mismo que el DTM), prefirió no entrar en el “nuevo” DTM, al menos oficialmente.

Por eso lo dejó en manos de Abt, que fue el equipo con el que ganaron dicho campeonato de turismos (con Christian Abt al volante) quienes se metieran en la aventura. Ya entonces Abt era una empresa de gran envergadura en materia de preparación de coches de turismos y también de participación en competiciones.

Así que bajo el mando de Hans Jürgen Abt y la dirección técnica de Albert Deuring el equipo participó con cuatro ejemplares, pilotados por Christian Abt, el danés Kriss Nissen, el francés Laurent Aïello y el británico James Thompson. Al ser un equipo privado, tardaron mucho en recibir el visto bueno del organizador y de las otras dos marcas participantes, Mercedes y Opel, ya que éstas ponían ocho coches en pista.

Así los primeros ejemplares fueron terminados cuatro semanas antes de la primera carrera y toda la temporada fue de aprendizaje para el equipo, con muy pocos resultados. Sin embargo un año después ya más rodados y con Mattias Ekström y Martin Tomczyk en el equipo junto a Aïello y Abt, llegarían los primeros grandes resultados y dos victorias, las dos de Aïello.

El progreso del coche (probablemente con la ayuda encubierta de Audi) llegó a su apogeo en 2001, cuando Aïello consiguió cuatro victorias en la segunda parte de la temporada y se adjudicó el título. La primera de ellas, en el Norisring, fue de aquellas épicas que vale la pena ver en su parte final.

En 2003 Abt ya no pudo desarrollar más el TT-R porque estaba al límite y tanto Aïello como Ekstrom no pudieron hacer gran cosa, salvo esperar decisiones que llegaron desde Ingolstadt: en 2004 Audi entraba oficialmente en el DTM y naturalmente uno de sus equipos iba a ser Abt. Pero ya no sería con el TT-R, sino con el Audi A4 DTM, ni con Laurent Aïello, que cometió uno de sus mayores errores profesionales al pasarse a Opel, donde no sólo no consiguió ninguna victoria, sino que en 2005 la marca se retiró y se quedó sin volante.

Lógicamente he visto varios de estos TT-R del DTM y a pesar de los años y las repeticiones, rara es la vez que no me detengo al menos a echarles un vistazo, especialmente a uno de ellos que es utilizado como taxi en muchas carreras y por tanto es fácil dar con él. Va pintado con los colores de Red Bull, colores que aparecieron en 2003 y que fueron heredados después por el equipo oficial, logrando el título con Ekström en el año de su retorno.

El que menos he visto es el amarillo, porque solo en contadas ocasiones ha aparecido alguno por el paddock, hasta el punto de que no tengo ninguna foto valida del mismo. Y el pintado de color rojo y plata perteneciente al equipo Abt Junior, lo vi expuesto en el museo de Nurburgring, que es donde lo fotografié, rodeado de muchos grandes coches de competición. Pero como siempre, un TT-R me hizo pararme a contemplarlo con más detalle porque es una de esas auténticas “bestias” de competición.