En el colegio siempre nos decían que quien copiaba se estaba engañando a sí mismo, ya que podía pasar el examen, pero ello no significaba que supiera la lección y por tanto no iba a pasar el curso aunque sacara una buena nota. En Canadá hubo quien fue a por nota y no la consiguió precisamente por no copiar, lo cual, independientemente del resultado, es algo digno de destacar, la búsqueda de la victoria aún a riesgo de un resultado peor.
La cuarta carrera de la temporada significa también el inicio del segundo tercio de la misma. La verdad es que el DTM está yendo este año a una velocidad de vértigo, con las cuatro primeras carreras en apenas seis semanas. Pero ir al Red Bull Ring, o mejor dicho, ir a Austria, es siempre un regalo para los sentidos, así que afronto la nueva cita con la ilusión que siempre me produce ir a este país centroeuropeo.
El domingo tuvimos dos acontecimientos automovilísticos de gran magnitud. El Gran Premio más carismático de la temporada en Mónaco y la “Big One” de los monoplazas americanos, las 500 Millas de Indianápolis. Dos carreras y dos conceptos de automovilismo muy diferentes que se decidieron de manera muy diversa, a pesar de lo cual ambas tuvieron una buena dosis de emoción e interés.
Un nuevo fin de semana DTM a la vista, apenas cinco días después del Gran premio de España. La verdad es que ahora el tiempo vuela, haciendo una cosa tras otra y con un acontecimiento tras otro. Toca in a Inglaterra, por tanto no hay que olvidar las libras, el adaptador de corriente y sobre todo el adaptador mental para no sucumbir a todos los anacronismos de este país.
Uno de los hechos más destacados del Gran Premio de España fue la sanción a Lewis Hamilton el sábado, un tema que levantó mucha polvareda en su momento pero que cayó pronto en el olvido por el interés que tuvo la carrera al día siguiente. Sin embargo es un tema interesante de analizar, ya que como ocurrió hace un par de años con el famoso “40.13” de Mónaco, las decisiones de los Comisarios siempre son motivo de controversias.
Cuando tengo la oportunidad me gusta ir a los circuitos como espectador, por el simple placer de disfrutar de un día en las carreras. Esta vez, gracias al eficaz servicio de prensa del Circuit de Catalunya, pude hacerlo en el Gran Premio de España de Fórmula 1, lo que después de dos estresantes carreras DTM me resultó gratificante. Claro que por deformación profesional no pude evitar mirar y analizar todo cuanto estaba a mi alrededor y así pude constatar la enorme diferencia que hay entre ver una carrera en vivo o verla por televisión.
