Otra victoria para Mercedes, otra para Hamilton. Hasta aquí nada anormal, pero después de ver el Gran Premio de Singapur está claro que es muy difícil que alguien impida una victoria de Mercedes. Solo ellos mismos son capaces de hacerlo. Las averías, intrínsecas a la propia competición y alguna que otra pirula entre los propios pilotos permite a otros (bueno, a uno) ganar carreras, pero a ellos, ni el Safety Car puede pararlos.
Otra vez solo un día de descanso entre la llegada de Monza y volver a la acción el martes con carreras históricas. Al acabar, cambio inmediato de pensamiento, el DTM está a la vuelta de la esquina. Lausitz no es el lugar más acogedor del mundo, pero siempre me he sentido muy a gusto en él. Hay algo en su atmósfera, en sus alrededores o en el propio circuito que me hacen sentirme muy bien cuando estoy por allí.
El noveno puesto de Fernando Alonso en Bahrein, sumado al décimo de Raikkonen, supusieron la salida fulminante de Stefano Domenicali de su cargo de responsable de la Gestione Sportiva. El noveno puesto de Raikkonen en Monza, combinado con el abandono de Alonso, han significado la salida de Luca de Montezzemolo de la presidencia de Ferrari, el mismo día en que se ha anunciado la muerte de Emilio Botín.
El Gran Premio de Italia no ha dejado demasiadas dudas de cual es la situación actual en Mercedes, con Lewis Hamilton delante de Nico Rosberg tras una lucha limpia y con armas iguales a pesar del pequeño problema del británico en la salida. Pero hoy con un Mercedes se puede hacer todo, incluso salir mal y perder tres posiciones, ya que no ha tenido mayores problemas para recuperar la segunda posición e iniciar un duelo más psicológico que deportivo contra Rosberg, duelo que ha ganado.
Si. Algún día tenía que pasar, que los dos pilotos de Mercedes se tocaran entre ellos, ya que era inevitable que en un campeonato con tantas carreras y con dos coches tan superiores eso ocurriera. Y ha pasado en el Gran Premio de Bélgica, en Spa, como podría haber pasado en cualquiera de los próximos o de los anteriores. Ahora mismo estoy oyendo comentarios muy encendidos en Mercedes, pero me parece que esto ya sabían que algún día iba a pasar.
Es evidente que cada año que pasa los grandes deportistas empiezan a serlo más jóvenes. La constante evolución de las técnicas de entrenamiento, el iniciarlos apenas se tienen en pie (o aprenden a nadar o a montar en bicicleta o lo que sea) en un determinado deporte o especialidad hace que las grandes estrellas sean cada vez más precoces. Desde las gimnastas como Nadia Comaneci a la bomba automovilista de esta semana llamada Max Verstappen, la aparición de “teens”, jóvenes entre los 13 y los 19 años en la élite del deporte no ha cesado.
