Las “conejitas” de Playboy

30 junio, 2011 Sin categoría

No cabe duda de que Hugh Hefner creó un icono de proporciones inimaginables cuando en los años 50 asumió el riesgo de crear la revista “Playboy”, una decisión atrevida en los ultraconservadores Estados Unidos de la época.

El éxito de su oferta, una revista dedicada a los hombres pero siempre con un toque de clase y distinción, convirtió el símbolo de la revista, el célebre diseño de una conejita, en un referente que más de cincuenta años después está igual de vigente.

La versión alemana de la revista patrocina un coche desde hace años en el DTM, y en los prolegómenos de la carrera, durante el “pit walk” y después en la parrilla, la presencia de un par de “conejitas” es uno de los momentos de mayor éxito entre el público masculino. Es increíble la cantidad de gente que se arremolina a su alrededor para hacerse una foto con ellas. Tanta, que en cinco años yo no he podido hacerme una.

Edoardo Mortara no parece muy cómodo en este papel.

Christian Abt, Markus Winkelhock y ahora Edoardo Mortara han sido los “afortunados” pilotos que han lucido el color negro con dibujos blancos propios de la revista y su símbolo, y digo afortunados porque casi en cada carrera les toca hacerse las fotos promocionales de rigor con las dos conejitas, que en cada carrera son distintas modelos. De los tres, a Edoardo se le ve cara de timidez, Markus le echaba simpatía, y al que se le iban los ojos un día si y otro también era a Christian.

En cierta ocasión, hace varios años, en una fiesta en el hospitality de Audi, algunos pilotos hacían de cocineros (los que sabían) y otros de camareros (los que no servían para cocinar. Tampoco servían para camareros, pero en fin, algo tenían que hacer). Yo estaba sentado en una mesa con el fotógrafo Thomas Urner, el locutor Stefan Eirlich y algunos otros comensales que no recuerdo. En la mesa más próxima a la nuestra había tres jóvenes rubias y solitarias.

Nuestra zona de mesas tenía que estar atendida por Christian Abt, a quien se supone que teníamos que pedirle nuestra comida y bebida. Pues bien, cada dos por tres el que aparecía por allí sin que le llamáramos era Timo Scheider, muy atento a nuestras necesidades aunque se olvidaba siempre de la mitad de las cosas, porque aquella no era su mesa. Y cuando Christian se acercaba a su zona, automáticamente pasaba de largo y se iba siempre a la de las tres chicas, donde estuvo revoloteando toda la noche, pasando totalmente de sus “obligaciones”.

Christian Abt siempre bien acompañado. No se quienes son las otras dos chicas, pero también es habitual que haya invitados/as populares en Alemania.

Hacía frío y viento en el Nurburgring, y las orejas no se sostenían.

No hace falta decir que las que estaban solas en aquella mesa eran las dos “bunnys” y la ayudante con quienes se había fotografiado por la mañana, motivo por el cual al hermano del gran jefe de ABT le importaba mucho más aquella mesa que la nuestra. En cuanto a Scheider, después me di cuenta de que en mi mesa estaba Jasmin Rubatto, su esposa. Por eso aparecía por allí cada dos por tres y también por eso nuestra cena fue un poco a trompicones, porque, salvo Jasmin, cada uno de nosotros acabó buscándose la vida ante la falta de rigor de nuestros improvisados camareros.

Ignoro si al final Christian acabó ligando con alguna de las chicas, pero como según me contó Mathias Lauda, otro experto en el tema, la cosa se le daba bien, entiendo que estuviera más pendiente de ellas que de los cuatro periodistas archivistos de cada carrera, porque las modelos de Playboy siempre han tenido un alto nivel de clase y belleza, independientemente de que lleven o no su famoso atuendo de “conejitas”.

En fin, que las disfrutéis (las fotos).

Con un poco más de gracia y salero que Mortara.

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