Nunca había sentido una especial atracción hacia este circuito. Es más, durante muchos años lo ignoré por completo pues en él no se celebraban carreras, y aunque la muerte de Bruce McLaren fue especialmente sentida por mí como ya he escrito varias veces, no por ello tenía excesivo interés en el lugar.
Pero a raíz de rememorar toda la historia de Bruce, primero leyendo un libro biográfico de Eoin Young (uno de los mejores periodista de motor, compatriota suyo) y luego escribiendo un par de artículos sobre aquel accidente, uno de los cuales inauguró oficialmente este blog, todos mis recuerdos de entonces se removieron y acabaron encendiendo mi curiosidad.
Así que tras buscarlo en el Google Earth, llegué a la conclusión que no estaba tan lejos como para no intentar una visita aprovechando algún viaje a Brands Hatch, cosa que decidí hacer el año pasado (2010). En realidad, mi obsesión era encontrar el monolito en recuerdo de Bruce, para cerrar definitivamente el círculo con respecto a este tema.
Así que el viernes nada más coger el coche me fui raudo hacia allí. Bueno, raudo es un decir, porque para llegar al circuito hay que perderse por las interminables carreteritas inglesas, que más o menos son las mismas de cuando iban en carruaje, sólo que asfaltadas. Pese a tener que ir hacia Chichester, que aunque pequeña no deja de ser una ciudad, el camino se hizo interminable, sobre todo porque me pasé unos veinte kilómetros detrás de un vehículo agrícola, y no hubo manera de adelantarlo.
Aunque apurado de tiempo, el viaje valió la pena, ya que aunque soy muy crítico con el conservadurismo inglés, al menos en este circuito se justifica, porque está más o menos como eran los circuitos en aquella época, con sus tribunas de madera, su torre de control bajita y a la que se accede por una escalera exterior, el marcador de números manual, el reloj de agujas, un podium sencillo y las típicas vallas inglesas.
Pude pasear menos de lo que hubiera querido, y me quedé con las ganas de recorrer el circuito completo, no por dentro, que estaba ocupado, sino por el exterior o interior, es decir, visitar las famosas curvas de St.Mary o Lavant. Apenas si pude llegar cerca de Madgwick, que es la primera, ya que el aeródromo está en funcionamiento y no se puede ir por según que zonas, y por el otro lado ver Woodcote y la chicane.
Encontré lo que buscaba y alguna cosa más que ya relataré en su día, entré en la tienda de recuerdos, pero no compré nada porque casi todo era de aviación, y lamentando no tener más tiempo, me marché. Al salir intenté ir por fuera hacia el otro extremo del circuito, confiando en encontrar un camino o entrada, pero la carretera se alejaba cada vez más, así que desistí. Al regresar cual no sería mi sorpresa y darme de bruces ¡con la entrada de la Rolls Royce nada menos!
La histórica marca de coches de lujo creó esta factoría en 2003, como resultado de su asociación con BMW, pero como ya no tenía tiempo para entretenerme, y tampoco esta marca es precisamente una de mis debilidades, opté por cerrar la visita y emprender el viaje hacia Brands Hatch. De regreso me tocó hacer unos cuantos kilómetros otra vez a ritmo lento, pero esta vez pegado a un Rolls Royce, lo cual, a la vista de lo que había encontrado, no me sorprendió lo más mínimo.
Esta foto la encontré en el archivo de Audi. Define claramente la utilización actual del circuito: pista para eventos de las marcas, o carreras «vintage» como la que abre esta entrada.
El viaje a Goodwood sale también aquí.
Me gusta ver los circuitos de antes, los prefiero mil veces a los Tilkódromos de ahora. Pero bueno, la seguridad aquí es nula, o casi.
Que buena la primera foto, menuda cuadrilla de valientes…jeje.
Gracias Sr. Castellá.
La primera foto es muy buena, pero de una carrera moderna, es decir son coches de colección. Se ven cascos integrales, lo cual no tiene mucho rigor histórico, pero como bien dices, la seguridad es la seguridad.
La 1ª foto parcece la carrera de los autos locos.
La ultima: ¡que bonitos eran esos LMP1 descapotados! ¿¿¿dos nºs 1???
Son los tres coches ganadores en 2000, 2001 y 2002 de las 24 Horas de Le Mans. por eso hay dos número 1.
Se ve que no son iguales pese a llevar sendos nº1.
Ademas de la diferencia en la cantidad de rojo, las branquias de los guardabarros no son iguales
¡ni la cantidad de mosquitos!
Muy buena observación Rafa. Casi te diría que el que está más adelantado está demasiado limpito en comparación con los otros dos.
Había que ser muy valiente para ir por esos circuitos con aquellos coches. Los muros muy cerca, depósitos de gasolina que se rompían con mirarlos, falta de monos ignífugos y casi sin comisarios de pista.
Ni médicos preparados… ciertamente eran unos conceptos que hoy se nos hace dificil entender, pero supongo que es la eterna historia de los desafíos del hombre. Si lo piensas fríamente, también es increíble como se lanzaron a la conquista de los mares con aquellos paquebotes, e incluso hoy las naves Apollo parecen ridículas, y sólo tienen cuarenta años.
Lo gracioso de las Apolo es que 40 años después no tenemos ninguna nave espacial que pueda ir a la luna.
Tengo contacto con algunos expertos en estos temas, y en una conferencia escuché que la luna no es científicamente interesante. Ir hasta allí tiene un coste desorbitado (nunca mejor dicho) a cambio de nada, porque lo que hay ya lo conocen y no tiene mayor interés… al menos de momento.
Una foto de Bruce McLaren preside la cabecera de mi cama y mi cabeza. Es muy «divertida»: con su «vaca lechera» – así llama un amigo mío al McLaren vencedor en Mónaco – y el cuello tan retorcido con el casco y las fuerzas ante las que tenía que superar la curva, que una no se cansa de mirarle para encontrar posición. Una foto en blanco y negro, muy pequeñita, que escaneé de un libro o una revista (no recuerdo ya bien, perdón) y la quise en las mismas proporciones. Me la sé de memoria por buscarle los detalles.
El marco, que no es tal, de la foto es como una especie de circunferencia de cristal – vamos, de metacrilato moderno, pero el efecto… – sobre Bruce McLaren, David Coulthatd, a los mandos de un MP4-17, vuelve en color sobre su pasos. Su foto es más pequeñita aun. La puse por significado.Intentaba representar la velocidad de los monoplazas. «Divertida» la composición porque nadie la entiende. Porque yo misma me equivoqué cuando la hice. Porque le limpio el polvo cada día, y no hay día en que no me detenga a mirarla para sacarle más detalles…
Si lo piensas fríamente, toda la composición es una estupidez. Así suele verse desde fuera…
Bruce McLaren creo que no presentía su muerte en Goodwood, por supuesto. Pero hay una frase que la cubríó de valor. Dice algo así como que morir haciendo las cosas bien por lo que merece la pena, vale el esfuerzo. Es más bonita tal y como la pronuncia él, así que si quieres/queréis, busco la cita exacta. La tengo guardada en un libro que quiero mucho
Sr. Don Carlos Castellá, antes de visitar Goodwood, que me encantaría, tengo cuentas pendientes con Nüburgrind… ¡UF! Y Carcciola presente. Vivir eso…
Recuerdo que una vez (hará ya un verano…) te sorprendió que yo fuera de McLaren. Sigo sin saber por qué, pero no te lo pregunto. Nos quedan muchos ratos para leerte y que yo sepa averiguar la respuesta… XD (Yo que sé…¡Lo soy)
Raquel, cada uno tiene sus mitos y su mitología. Volví al Nurburgring, y aunque no tenía que hacerlo, me las ingenié para volver a pasar por delante de la placa en recuerdo de Caracciola. Supongo que es como un peaje a la historia, a la memoria y a la propia consecuencia de uno mismo. Confieso que volví porque sabía que si la placa estaba allí, algo tuyo también estaba, y necesitaba verificarlo.
GRACIAS, Carlos. Nunca había escuchado («sentido») palabras tan bonitas y dichas con tanta sencillez. Me he emocionado…